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BEATRIZ MARTÍNEZ DEL FRESNO | Profesora titular, acreditada para catedrática, en el departamento de H.ª del Arte y Musicología | GUADALUPE MERA | Profesora de Danza en el Conservatorio Superior de Madrid, doctora en Historia por la Universidad de Oviedo

Martínez del Fresno: "Falta reconocimiento académico para la danza, un campo en expansión"

Guadalupe Mera: "Todavía hoy se recomienda desde ciertos sectores de la sociedad que los jóvenes mejor que no bailen"

Beatriz Martínez del Fresno (a la izquierda) y Guadalupe Mera, en la sede departamental del Milán. IRMA COLLÍN

La primera asignatura sobre danza que se impartió en la Universidad de Oviedo fue en 1996. Era una optativa de la antigua licenciatura de Musicología. Hubo que esperar casi dos décadas para que viera la luz una de las cinco tesis sobre esta disciplina: la de Guadalupe Mera, profesora en el Conservatorio Superior de Danza de Madrid y doctora en Historia por la Universidad de Oviedo. Su caso, excepcional, por aunar la experiencia en compañías profesionales con la vertiente académica e investigadora sobre esta disciplina, le ha permitido realizar una interpretación más global de los repertorios. Pero eso no hubiera sido posible sin el apoyo de la especialista Beatriz Martínez del Fresno, que dirige en la Universidad de Oviedo el grupo de investigación "Música, Danza y Estudios Culturales" y fue su directora de tesis. Con el tiempo ha ido aumentando el interés por esta disciplina y recientemente Beatriz y Guadalupe coincidieron en Madrid en la jornada "Tesis en danza", que ponía sobre la mesa trabajos realizados desde la Filosofía, la Literatura, la Antropología o la Historia el Arte sobre la danza. "Es un campo en expansión en España pero todavía no tiene el reconocimiento académico suficiente. A medio plazo tiene que lograrse", expone Del Fresno.

A aquella primera optativa le siguieron diferentes proyectos de investigación, con muy buena acogida por entidades financiadoras. El último ha sido la publicación del libro "Danza durante la Guerra Civil y el Franquismo (1936-1960). Políticas culturales, identidad, género y patrimonio coreográfico", que forma parte de un proyecto más amplio con varias tesis de por medio. El problema, apunta Del Fresno, es que cuando se proponen formar equipos para proyectos nacionales se les exige que los investigadores tengan relación permanente con la Universidad. "¿Quién está contratado en temas de danza en la Universidad?", pregunta. "Sería importante contar con un máster serio en investigación sobre danza", continúa Martínez del Fresno, "porque los titulados en danza no tienen lugares dónde investigar". Y eso, dice Guadalupe Mera, pese a que en Asturias existe una gran riqueza en folclore y danza.

En el volumen sobre la historia de la danza durante la Guerra Civil y el Franquismo, sus 15 autores (seis de danza y tres de música, además de otros invitados, entre ellos el redactor de LA NUEVA ESPAÑA Christian Franco Torre) radiografían diferentes aspectos de una disciplina "muy interesante" por su conexión con la vida cotidiana, según Mera. "Es un campo muy rico para explorar sobre identidad y género", añade la responsable del grupo.

Lo que durante el Franquismo llamaban prácticas de gimnasia rítmica funcionaba como un vehículo muy potente para moldear, mediante técnicas del cuerpo, un modelo de mujer, explican. "En momentos difíciles de la coyuntura política también sirvió para proyectar una imagen de país al exterior", añaden sobre el envío de grupos de coros y danzas al exterior. "Parecía un viaje cultural, pero en realidad era una viaje político, servía para crear vínculos emocionales con los exiliados", sostiene Del Fresno, "y descubre modos de control y transgresión.

Guadalupe Mera, que se esforzó en analizar el discurso de la curia eclesiástica en este momento, recuerda circunstancias vergonzantes como la ocultación de la edad de las niñas, menores todavía, cuando comenzaban a trabajar en el flamenco. "Era otra forma de sortear los mecanismos de control de la época", señala. Para los autores religiosos, anuncia Mera, "el baile era poco menos que el demonio. Si había que bailar, mejor que no fueran bailes modernos", dice sobre su análisis del discurso de los obispos, "con algunos textos absolutamente pornográficos al entrar en el detalle de lo que se debía prohibir del baile". El juego de la danza con la compostura ha llevado a que, en el momento actual, "ciertos sectores de la sociedad todavía recomienden que los jóvenes mejor que no bailen", afirma. "Y todavía existen ciertas mentalidades de que no sea una profesión para sus hijos, sobre todo, varones. En danza sigue habiendo un estereotipo de género brutal", constata Beatriz Martínez del Fresno. Sin embargo, para el escaso número de chicos que optan por esta disciplina son muchos los que llegan arriba. La razón la conoce muy bien Guadalupe Mera, que trabajó en varias compañías profesionales. "Ellos tienen más oportunidades. Nosotras cobrábamos menos y la exigencia técnica era mayor. Sin embargo, ellos, teniendo menos nivel técnico, no tenían tantos impedimentos para llegar arriba. La vara de medir es distinta. No todas las mujeres con un alto nivel pueden llegar a compañías profesionales".

En la investigación sobre danza, coinciden ambas, sigue pesando una especie de feminización de la disciplina. Además de los recorridos transversales relacionados con cuestiones de género y política, el grupo se propone seguir trabajando para lograr un mayor conocimiento de esta disciplina. "Tesis de danza no hay tantas como de música pero es un problema de España. En otros lugares no ocurre así. Si tuviéramos un grado y un buen máster para investigar sobre artes escénicas lo potenciaría", cree Martínez del Fresno, "estaría bien facilitar el máster de investigación". Mientras tanto, ellas continuarán sacando tiempo de donde no lo hay para avanzar en ese objetivo. "A los investigadores nos tienen realizando labores de gestión que te llevan todo el tiempo. Y no hacemos como en Ciencias donde el investigador principal firma el primero todos los proyectos de sus alumnos porque eso no nos parece ético", subrayan. "Nuestros laboratorios, continúan diciendo, "son los archivos y eso, pocos lo ven".

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