Ye mui prestoso sentir falar n'asturianu. Pero también lo es escuchar el rumano, el chino, el árabe, el francés o el ucraniano. Ayer, Día Internacional de la Lengua Materna, en los colegios asturianos se dio lectura a un manifiesto en Asturiano. Pero en el colegio La Escuelona de Gijón quisieron dar un paso más allá en un momento en el que el centro es más multicultural que nunca.

Además de leer el documento en la lengua materna de Asturias, un grupo de alumnos extranjeros pusieron su voz y su traducción para mostrar a los compañeros cómo suena la lengua materna en Rumanía, con un deje parecido al castellano; la complejidad de la lengua en Ucrania, la musicalidad de los sonidos en Francia, la diferencia abismal con la de China o la cadencia milenaria del árabe. Un proyecto nacido, como explica Carolina Díaz, directora del centro, "de la necesidad, de la realidad que vivimos".

Y esa realidad es en La Escuelona de muchos colores y con muchos acentos. "Este año tenemos cinco lenguas diferentes en el centro, pero el año pasado llegaron a ser siete. Por eso queríamos hacer un pequeño reconocicimiento a las lenguas de los alumnos que llegan de otros países, por su esfuerzo en aprender el castellano y mantener sus respecitivas señas culturales", señala la directora. La Escuelona tiene 69 aulumnos extranjeros de un total de 244, reflejo de un proceso de internacionalización de un barrio al que ha ido llegando cada vez más población inmigrante, con la rumana como la nacionalidad más común.

Por eso ayer Erika Dinescu, Noema Sheprykevych, Oumnia Lamamra, Zakaria Arras, Noa Trinitè y Ziquing Zhou leyeron alto y claro tal y como lo harían en sus países. Y sus compañeros aplaudieron a rabiar, acostumbrados a que la diferencia, en su colegio, construye la igualdad.