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El proyecto para que la sidra asturiana sea Patrimonio de la Humanidad, parado desde 2014

Los lagareros ven una "copia" a Asturias en la aspiración vasca a la denominación de origen aunque envidian el apoyo institucional

Juan Valdés, empleado de una sidrería en Avilés. RICARDO SOLÍS

Entre tanto, en el sector sidrero asturiano existen diferencias de criterio ante las trabas que la Comisión Europea pone a la sidra vasca para que esta bebida obtenga la Denominación de Origen Protegida (DOP), un sello de calidad con el que cuenta la sidra asturiana desde el año 2005. La Comisión Europea alega que a la sidra vasca o "sagardoa" le falta una singularidad territorial, como es el escanciado en Asturias, para otorgarle este sello máximo de calidad, y por ello aconseja a los vascos que luchen por una IGP, una marca menos restrictiva y que permitiría incluso que la sidra vasca se elaborase con manzana foránea, un criterio en el coinciden los lagareros asturianos. La opinión coincidente en el sector es que si se otorgase la DOP a la "sagardoa" no beneficiaría a la sidra asturiana. Si bien unos admiten que es una marca de calidad que le corresponde por derecho y tradición, otros opinan que los vascos han "copiado" el modelo a los asturianos y que no disponen de manzana suficiente para su sidra, con lo que la IGP sería la marca de calidad que más les beneficiaría.

Manuel Riestra es de los que no se oponen a que la Comisión Europea otorgue la DOP a la "sagardoa". "Yo no veo mal que los vascos o cualquier otra zona tengan sus patrones de calidad, serán ellos los que tienen que elegir y luchar por el modelo que mejor les vaya. Obviamente, el escanciado es un valor añadido a nuestra cultura sidrera y un elemento diferenciador, una profesión que no existe en otro lugar del mundo y que debemos cuidar", apostilla.

En contraposición a la opinión de Riestra se muestra el lagarero José Luis Vigón, que cree que la sidra vasca es "una copia de la asturiana. Ellos compraron toneles aquí que ya no utilizábamos y, además, se beneficiaron de todos los conocimientos y de los estudios llevados a cabo en Asturias. Los vascos tienen muy buena publicidad y mucho apoyo de su Gobierno, en lo cual los envidio. Pero lo que tienen que buscar es la calidad. En Asturias nuestra sidra tiene una calidad excelente porque se elabora con manzana autóctona y tenemos un clima propio. Lo único que les envidio a los vascos es el precio al que venden su sidra. Son unos copiones", remata Vigón. En una situación intermedia se posiciona Fran Ordóñez, del lagar Viuda de Angelón, que explica que los vascos "tienen singularidad e historia suficiente para contar con una DOP. A nosotros el hecho de que se la concedan nos va a venir muy mal, pero la realidad es la que es. Tienen una cultura propia con elementos identitarios más que considerables para lograr este sello de calidad".

La Comisión Europea transmitió la semana pasada a los representantes de la Consejería de Medio Rural del Gobierno vasco que sería más adecuado para la "sagardoa" una IGP. Sin embargo, los vascos aseguran que no se moverán de su sitio y que lucharán por la DOP, ya que consideran que tienen entidad suficiente para ello. La DOP es una marca más exigente que la IGP. "Aunque en realidad es algo que la gente no diferencia, pienso que los vascos necesitan la IGP para poder comprar manzana de fuera, ya que no tienen suficiente", señala Ordóñez. El historiador Luis Benito García considera que "no se puede negar la realidad". "Los vascos tienen una cultura ligada a la sidra que es histórica, sobre todo en la zona de Guipúzcoa, pienso que tienen motivos más que de sobra para su DOP", afirma. Desde el Consejo Regulador de la DOP Sidra de Asturias declinaron valorar la iniciativa vasca.

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