Voy a comenzar con una pregunta. ¿Qué pensarían ustedes de una empresa que después de formar a sus trabajadores en las tareas más delicadas e importantes y tras años de trabajo, los echara a la calle y contratará personal nuevo e inexperto? Es seguro que responderían que sus responsables se han vuelto locos y que van a llevar su negocio a la ruina.

Pues esa empresa existe. Se llama Consejería de Educación y su "negocio" es la formación académica de los niños y jóvenes de Asturias. Llegados aquí, quizás sea este el momento de señalar lo que quiero conseguir con esta carta:

1º/ que la opinión pública conozca la verdadera situación de una gran parte del profesorado de Primaria y Secundaria en Asturias y sobre todo se desmonten muchas leyendas y falacias que circulan por las redes sociales

2º/ denunciar la falta de gestión política de la administración educativa del Principado que ha supuesto años de precariedad e inestabilidad del profesorado interino y el engaño descarado y constante a estos trabajadores

3º/ mostrar la inacción de las organizaciones sindicales que en vez de defender a los trabajadores, juegan a estar a misa y tocar las campanas o dicho en Román paladino, querer coger peces sin mojarse el culo.

Hagamos un poco de historia. En 1998, se celebraron en Asturias las primeras oposiciones de enseñanza tras asumir las competencias educativas el Principado. No volvió a haberlas hasta 2004 y a partir de ahí cada dos años (en impares para Primaria y en pares para Secundaria -salvo en una ocasión que fueron sólo para FP-. En estos 20 años, siempre con ofertas insuficientes y especialidades no convocadas, ha habido de todo: errores, prisas, chapuzas de distinto tipo en las convocatorias... Este proceder a conveniencia de la Administración, sirvió para garantizar una mínima calidad de la enseñanza en los centros educativos, abusando de la figura del interino que empezó a cubrir vacantes (plazas necesarias en colegios e institutos) cuando la interinidad está planteada para cubrir sustituciones y bajas más o menos largas por enfermedad, maternidad, etc. Así, convocatoria tras convocatoria, aumentó la tasa de interinidad de los centros, generando un atasco de mil demonios, pues se aprobaban los exámenes pero la tarta era pequeña y los comensales muchos (conviene recordar que en Asturias no hay ningún tipo de filtro para evitar "el efecto llamada" de otras comunidades), con lo que la salida natural para estos trabajadores, obtener una plaza fija como funcionariado de carrera, no se producía.

La Administración garantizaba al personal interino el trabajo, pero a costa de rodar por distintos centros, sin poder asentarse en un proyecto educativo, ni poder estabilizar su vida personal y familiar. Un trabajo desde hace años, marcado por la crisis y los recortes de todo tipo, mientras muchas jubilaciones se amortizan (la plaza desaparece) o se reconvierten en medias jornadas. Eso sí, la Administración sigue llenándose la boca con los logros conseguidos y los buenos resultados, aunque con personal rodante, maltratado en sueldos y en derechos. Los trienios, los sexenios y la carrera profesional se consiguieron a golpe de sentencia judicial y el cobro del verano, después de encierros y algún que otro paro. Y por si esto fuera poco, estaban las mentiras que brotaban desde los puestos supremos e intermedios de la Consejería, en cuanto llegaba año de oposiciones, como que se harían coincidir fechas con otras Comunidades para evitar el "efecto llamada", que habría claridad y prontitud en la Oferta y en los baremos de puntuación, que se informaría sobre los cursos que serían considerados, que se concederían permisos para acudir a exámenes (no hay que olvidar que se solapan con el fin de curso escolar)... Pero bueno, ya se sabe que los mentirosos más perjudiciales son aquellos que se deslizan por el borde de la verdad.

A estas alturas, las organizaciones sindicales se habían acomodado y convocadas a las sucesivas mesas de negociación por los generales de turno, dejaron o se dejaron envolver en una tupida red de medias verdades, promesas engañosas y mentiras con fecha de caducidad. Bueno, si hay que hablar con claridad, cabe decir que unos fueron siempre a unirse al enemigo, otros aceptaron el mal menor y los demás se marcharon muy dignos, colgándose medallas de no pactar con el enemigo, pero sin aportar soluciones. No hay problema, sólo hay que mantener un discurso apropiado para arengar a la clase de tropa; en todo caso, si caen los soldados veteranos, ya vendrán los jóvenes reclutas a reponer las bajas y las cuotas.

¿Cuál es la situación en el momento actual?

El atasco está a punto de reventar. Hay un montón de personal interino en Educación que lleva trabajando 10, 15, 20 años, en un claro fraude de ley. El Estado que ha jugado en estos últimos años a marear la perdiz con una legislación cambiante y que ha empobrecido la calidad de la enseñanza pública en este país, ofrece la madre de todas las Ofertas Públicas de Empleo, para salvar la cara ante Europa y reducir la escandalosa tasa de interinidad en el sector público, pero sin Presupuestos y con la que está cayendo, se busca enfrentar a jóvenes aspirantes con el profesorado que lleva años dando la cara, para que en el fragor del combate en busca de una plaza fija, no se note el desgobierno, el caos y el empeño en favorecer a la enseñanza privada y clasista.

En Asturias, la Administración se llena también la boca con "la mayor oferta de la historia", pero lo que se ha hecho es repartir la miseria y todos los que hemos vivido procesos anteriores, sabemos que el de este año estará otra vez, marcado por la indefensión de los opositores, y será un terreno abonado para la arbitrariedad y subjetividad de los tribunales; un proceso donde no se elegirá a los mejores en práctica docente sino a quien más empolle y a quien más suerte tenga. No ha habido por parte de la Administración ni un pequeño gesto que indique que se pueden hacer de otra manera las cosas y queriendo ser más papistas que el Papa, se esconden detrás de la legislación vigente, como si no supieran que la ley debe respetarse pero debe hacerse una interpretación lo más favorable posible a los intereses del legislado. Más aún, se cae en la contradicción de que un gobierno que se reconoce de izquierdas, aplica políticas de corte neoliberal. Mientras tanto, las organizaciones sindicales se tientan la ropa, se retan con la mirada y no hacen nada más que informar a los soldados del próximo combate, deseándoles suerte, en lo que no es más que un ERE en toda regla para el profesorado interino.

Lo más curioso del caso es que ahora desde altos estrados (la Universidad, el Congreso de los Diputados, el Ministerio y las Consejerías de Educación) se proclama y se afirma que el sistema utilizado está caduco y que no es el mejor para nutrir de un profesorado con grado de excelencia a las aulas españolas, que es necesario una especie de MIR para que los recién licenciados se formen en la práctica docente. Pero ninguna de esas altas instancias parece recordar que el profesorado interino lleva años en las aulas, dando la cara por la enseñanza pública, en medio de recortes y dificultades, formándose a costa de su tiempo libre y de su dinero. Un profesorado más que capacitado para su tarea, un capital humano de primer nivel, pero al que se quiere liquidar en el mejor estilo de política neoliberal.