Con nocturnidad, premeditación, pero sin alevosía. La nieve llegó de madrugada a la comarca de Avilés. Tal y como las previsiones advirtieron, la costa se tiño de blanco. Pero fue de forma tímida. Tanto, que a media mañana nadie que no hubiera visto los copos caer, hubiera firmado las estampas invernales en lugares tan icónicos como la playa de Salinas. Efectivamente, la nieve no cuajó. Y apenas registraron incidentes. Únicamente Illas tuvo que arreglárselas sin suministro eléctrico hasta las 15.00 horas del mediodía. El colegio y el centro de día fueron los más perjudicados, en un día terriblemente frío en toda la comarca.

Illas amaneció sin electricidad. La nieve se dejó sentir en La Callezuela, tanto que provocó una avería que dejó sin energía a todo el concejo hasta las 15.00 horas, y por tanto también sin calefacción en una jornada marcada por temperaturas gélidas. En toda la comarca, el mercurio empezó la jornada con un saldo negativo de menos un grado bajo cero. "La peor parte se la llevaron los ancianos del Centro de día. Los niños lo sobrellevaron mejor, por la emoción de jugar con la nieve", explicaba el alcalde de Illas, Alberto Tirador. En el resto de concejos no se registraron incidentes.

El tráfico fluyó como cualquier otro día y ningún colegio alteró su jornada lectiva. La previsión meteorológica para mañana en la Comarca es más halagüeña. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), mantiene en alerta amarilla, el más bajo de los tres posibles, al litoral asturiano por oleaje y viento, pero desaparece cualquier aviso por nevadas.

En Avilés, los más pequeños fueron los que más disfrutaron con la novedad helada. Ya desde primera hora, recogían la nieve que se acumulaba en los coches para fabricar pequeñas bolas con las que molestar a sus apresurados padres. En muchos recreos, se formó una batalla campal, como en el del colegio del Quirinal. Sin embargo, tal y como llegaron los copos en la Villa del Adelantado, se fueron. A partir de las 11.00 horas, la nevada se frenó. Y las calles, donde nunca llegó a cuajar el manto blanco, pronto quedaron limpias de cualquier vestigio de primera nevada que se recuerda en años.

"Ha sido un fastidio, la verdad. Queríamos salir del colegio para poder jugar un poco con la nieve", se lamentaba Alba Fulgueiras, una joven de 18 años del instituto Menéndez Pidal de Avilés. Volvía a casa acompañada por su compañera, la brasileña Larisa Caetano. Ninguna de las dos se acordaban de la última vez que vieron su ciudad teñida de blanco. "Éramos tan pequeñas que queríamos aprovechar la ocasión", dijeron mientras recogían en el parque de Las Meanas la poca nieve que quedaba acumulada al medio día de ayer.

A pesar de la frugalidad de los copos, la Comarca no se quedó sin imágenes que encajaban más en una postal navideña que en el último mes de febrero. La playa de Salinas, en Castrillón, amaneció con su arena manchada por los copos más tempranos. El agua debía estar de todo menos apetecible. Sin embargo, hubo quien no perdonó su baño matinal. La playa de Verdicio, en Luanco, también arrojó una imagen tricolor, entre el azul del mar, el anaranjado de la arena y el blanco de la nevada.

En Corvera, la nieve pasó también sin hacer ruido. Los paisanos se dedicaron más a recordar viejos tiempos, en los que las nevadas eran más frecuentes. Es el caso de Manuel Ángel López, a la sazón extrabajador de Fertiberia, que aludía a un temporal de hace tres décadas. "Recuerdo una semana santa en la que nevó durante tres días. Fue horrible", comentó.

Los más mayores del lugar, en Avilés, también recordaron épocas pretéritas. Porfirio Gómez, de 86 años, paseaba cerca del Suárez Puerta ayer por la tarde, cuando rememoraba una nevada del año 1963. "Cayó casi como medio metro de nieve. Era increíble. Trabajaba en una fábrica de montajes. Éramos 100 en total, y por aquel entonces sólo pudimos ir 15 al trabajo. Nos calentábamos con un bidón con leña. Una barbaridad. Ahora eso es impensable. No nieva como antes", concluyó. El más exagerado fue Enrique Menéndez, también extrabajador de Ensidesa que recordó que "de niño, cuando aquí nevaba, nos teníamos que quedar en casa. No podíamos ir de Sabugo a Cancienes", apuntó. En definitiva, una jornada la que cerró el mes de febrero que será recordada durante mucho tiempo. Años después, aunque fuera por unas horas, volvió la nieve a la comarca.