La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La guía secreta de Asturias

Los Alfilorios según se mire

El recorrido por los diversos pueblos de La Piñera, en Morcín, invita a rodear el embalse por su carretera comarcal y descubrir la belleza del entorno

Una burrina y su cría, en un prao con vistas al embalse en las proximidades de Los Duernos. ANA PAZ PAREDES

El embalse de los Alfilorios, inaugurado en 1990 y cuyas aguas pertenecen al río Barrea, está situado al norte del concejo de Morcín, en el límite con Ribera de Arriba y a unos 400 metros de altitud. Es por eso que allí también esto días, y entre tantas nevadas como días soleados como se han vivido en la región, se puede contemplar un paisaje único donde sus pueblos y la montaña nevada se reflejan en sus aguas mostrando una imagen poco usual. Es un espectáculo sin duda alguna. Porque si de habitual este entorno es de un belleza que enseguida engancha al viajero, estos días con la nieve aún está todo más guapo y predispuesto a seducir a quienes se animan a recorrerlo.

Para llegar hasta este rincón de la Asturias más auténtica se va por la N-630 para, llegados a la rotonda que indica Argame, atravesar el pueblo y seguir por la MO-5 hasta descubrir, camino ya de Peñerudes, este embalse que cuenta, además, con una pequeña área recreativa en su zona norte, poco conocida también, y desde donde se tienen unas vistas impresionantes del entorno, sobremanera del Monsacro. Señalar, por otro lado, que la presa tiene 67 metros de altura y que fue construida para abastecer de agua la zona centro de la región y, sobre todo, a Oviedo.

Las vistas del embalse llegando a Peñerudes ya son tan atractivas que lo que apetece es meterse por la comarcal que lo rodea y conocer, al mismo tiempo, los pueblinos de La Piñera que se asoman a él. Entre ellos, Los Duernos, cuya indicación se encuentra a la izquierda, y por donde habrá de continuarse pasando por El Río, Golgón, San Juan, Los González, Las Cortes o El Cogollo. También forman parte de la parroquia de Piñera Ablanedo, Alfilorios de Arriba, del Medio y de Abajo, La Cuesta, Las Vegas de Cardeo, El Vallín y Lavandera.

El recorrido hace que el viajero se detenga, por ejemplo, ante la vieja casa que antaño a buen seguro albergó un molino en El Río, o bien buscar el reloj de sol en la iglesia del pueblo de Cogollo, donde el hórreo central hace detener el paso y conocer mejor este lugar. La carretera va mostrando, tras dejar atrás cada nueva curva, un paisaje cambiante y un embalse que, según desde donde se mire, invita a realizar una nueva fotografía. Y es que los Alfilorios es distinto desde donde se observa. Como los pueblos que lo rodean, va cambiando su forma y horizonte. Eso sí, en El Cogollo lo que apetece es sentarse en ese banco que, junto a un árbol de tronco hueco, invita a esperar a que, más tarde o más temprano, le salga un trasgu de las entrañas.

Compartir el artículo

stats