Un "maño terco", un "rebelde comprometido", un médico que en Asturias encontró un trabajo, o más bien un desafío, "que encajaba a la perfección" con su empuje y a su carácter emprendedor...

De ésta y de muchas otras maneras fue dibujado ayer Jesús Otero -Chus Otero para casi todo el mundo-, el que fuera durante 31 años coordinador de trasplantes en el Principado, durante la ceremonia en la que le despidieron decenas de familiares, amigos y compañeros, en el tanatorio ovetense de Los Arenales. Si hubiera que hacer un cóctel con los rasgos destacados por los que mejor conocían al doctor Otero -fallecido anteayer-, una posibilidad sería ésta: se ha marchado un hombre intenso, un gran amante de la vida que supo regalar muchos años de vida a los demás.

"Siempre me gustó tu estilo. Esa incorrección política, respetuosa. Decías sólo lo que pensabas o te quedabas callado. Silencios. Te vamos a echar de menos", dijo de Jesús Otero su sobrina Jimena Escudero, en una de las intervenciones de un homenaje emotivo, breve -veinte minutos- y estrictamente laico, como correspondía a las convicciones del fallecido: "Muy científico, muy positivista, ateo y republicano, radical taxativo", según las pinceladas de Jimena Escudero.

Esa falta de creencia en un más allá también fue proclamada por el consejero de Sanidad del Principado, Francisco del Busto, quien cerró el acto con unas palabras cargadas de amistad. Sin embargo, Del Busto agregó: "Me gustaría que después de esta vida hubiera otro lugar en el que poder darte un abrazo".

Desde la primera fila, seguían los discursos la viuda, Dolores Escudero, jefa de la UVI general del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y ahora coordinadora autonómica de trasplantes; dos de los tres hijos del doctor Otero -Javier y Macarena-; y otros familiares del finado. Macarena, médica en periodo de especialización, dio lectura a un poema que a su padre le gustaba mucho: "Palabras para Julia", de José Agustín Goytisolo. "Tu destino está en los demás / tu futuro es tu propia vida / tu dignidad es la de todos", dice Goytisolo en esos versos dedicados a su hija. Y Macarena Otero concluyó su intervención así: "Vengo de un viaje a Cuba, y sé que a mi padre le habría hecho ilusión que le despidiera como hicieron los cubanos: ¡Hasta siempre, comandante!".

El acto fue abierto por Jesús Serafín Pérez, cuñado de Jesús Otero, y contó también con la intervención de José Antonio Vega, catedrático de Anatomía Patológica de la Universidad de Oviedo y amigo del finado.

Jesús María Otero Hernández nació en Zaragoza, en 1947. Llegó a Asturias con 24 años. Fue, desde 1986, coordinador de trasplantes del HUCA y, desde 1990, responsable autonómico de esta disciplina. Hasta su jubilación, el año pasado, después de 45 años en activo. En su última etapa estuvo de baja a causa de una patología respiratoria que en 2011 le obligó a someterse a un trasplante de pulmón. Por sus manos, y las de su equipo, pasaron unas 1.300 conversaciones con familias para plantearles la donación.

Abelardo Román, exgerente del HUCA, destacó que "sus valores sociales, políticos y humanos encajaron a la perfección con su actividad profesional, porque era un hombre de acción, resolutivo". Alfonso López Muñiz, decano de la Facultad de Medicina, le definió como "una persona que aportaba pasión a todo". Según José María Valle, exjefe de Cirugía Cardíaca del HUCA, "contribuyó de manera decisiva, estimulando la solidaridad, a las donaciones que permitieron hacer centenares de trasplantes". Carlos López Larrea, catedrático e inmunólogo del HUCA, destacó "su tenacidad, su capacidad de trabajar en equipo y su empuje ante cualquier reto".

El ovetense Jorge Montes se encontró por vez primera con Jesús Otero cuando éste le solicitó los órganos de su hijo, fallecido en 1994, con sólo 37 años. Años más tarde, también Jorge Montes requirió un corazón de un donante. "Vivía sólo para salvar vidas a través de los trasplantes. Le he dejado un mensaje: 'Dios quiera que te encuentres con mi hijo en la otra vida'".