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Apuntes De Mecánica Política

Cuando el PP quería hacer fácil la cooficialidad y el PSOE lo impidió

Hace veinte años Rajoy intervino para que Cascos y Mercedes Fernández aparcasen su pretensión de que la Junta pudiese hacer lengua oficial el asturiano sin necesidad de reformar el Estatuto

Cuando el PP quería hacer fácil la cooficialidad y el PSOE lo impidió

"Veinte años no es nada", cantaba Gardel. Pero dos décadas son el mundo al revés en el tango político-lingüístico que supone el particular "Volver" de la llingua asturiana al primer plano de la actualidad política. En 1998, el PSOE requirió la mediación de Mariano Rajoy para frenar a un PP asturiano que defendía que la cooficialidad del asturiano se aprobase directamente en la Junta sin necesidad de una reforma estatuaria. Las declaraciones de entonces de Francisco ÁlvarezCascos o Mercedes Fernández, o las de los dirigentes socialistas, parecen procedentes de un universo paralelo a la vista de las posturas expresadas ahora por ambos partidos. Ejemplo: "La cooficialidad no es una aspiración mayoritariamente instalada, reivindicada o reclamada por la sociedad asturiana". ¿Quién decía eso? Respuesta: Álvaro Cuesta, portavoz parlamentario del PSOE en el Congreso. ¿Quién pedía "en clave política, en clave de sensatez, en clave de democracia, de flexibilidad y evitando rigideces mentales y políticas innecesarias" que la Junta tuviese capacidad legal suficiente para declarar la cooficialidad del asturiano? Respuesta: Mercedes Fernández.

La lectura tiene un poco de trampa, porque es cierto que el PP no defendía la cooficialidad inmediata, sino sólo la vía para allanarle el camino. En la discusión por la reforma estatutaria de 1998, con los populares en plena batalla contra su excorreligionario Sergio Marqués -"con la mente nublada por la cólera que provoca la lucha fratricida en la que está metido", llegó a decir Cuesta-, el PP llegó a aceptar la pretensión de Izquierda Unida de aumentar de 45 a 60 el número de diputados en la Junta y otorgar a la Cámara asturiana capacidad para directamente declarar la cooficialidad del asturiano si así lo consideraban las tres quintas partes del Parlamento.

Aquel objetivo chocó frontalmente con el PSOE, que exhibió su rechazo a la cooficialidad: en aquel juego de contrapesos los populares parecían desdecirse de anteriores posiciones y practicar un flirteo con el asturiano que enloquecía a los socialistas. Durante más de una hora, el 11 de noviembre de 1998, en una sala del Congreso de los Diputados, Francisco Álvarez-Cascos, Mercedes Fernández e Isidro Fernández Rozada trataron de convencer al entonces secretario general de la FSA, Luis Martínez Noval, para que el PSOE aceptase la vía de la oficialidad del bable. La situación llegó al punto que la Academia de la Llingua declaró que "PP e IU están jugando claramente a la oficialidad, mientras que en el PSOE hay una posición cerrada de un pequeño grupo que domina la FSA y que está ya en clara minoría en la Junta General".

Al final el entuerto se resolvió con la intervención de Mariano Rajoy, entonces ministro de Administraciones Públicas, a quien Luis Martínez Noval lanzó un órdago: o el PP asturiano dejaba de jugar las cartas de la cooficialidad de la llingua o saltarían por los aires las negociaciones de otros estatutos de autonomía.

El final de la historia fue que se aprobó en el Congreso una reforma estatutaria que no dio más poder a la Junta General para aprobar la cooficialidad. Para hacerlo hoy es necesario, primero, una reforma del Estatuto aprobada por tres quintos de la Cámara, pero además que el Congreso de los Diputados la refrende como ley orgánica con la mayoría absoluta de votos. ¿Qué habría pasado de haber prosperado en 1998 la pretensión del PP? No sería necesario el respaldo del Congreso. Pero ¿tratarían los populares de bloquear en Madrid una cooficialidad aprobada en Asturias? Ya habría mimbres para un relato de discriminación, en tal caso. No obstante, todo eso es anticipar demasiado: habrá que ver el resultado electoral de 2019 para saber si a la cooficialidad del asturiano le espera o no otra temporada en el cajón.

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