Entró en el quirófano HUCA para que le extirpasen la vesícula y sufrió una perforación de duodeno, un efecto secundario frecuente en este tipo de intervenciones. El problema es que esa perforación no fue detectada con rapidez y derivó en una peritonitis que obligó a la paciente a ingresar en la UVI del hospital y a una nueva operación, esta vez de urgencia. La sala de lo Contencioso Administrativo del TSJA acaba de condenar a la Consejería de Sanidad a indemnizar en 20.000 euros a la paciente.

Sanidad había rechazado en 2016 el pago, al considerar que había firmado el consentimiento de la operación y aceptado las posibles consecuencias. Ante la negativa de Sanidad, la mujer asesorada por el letrado José Manuel Fernández González, recurrió.

El tribunal entiende que las lesiones sufridas por la mujer no son antijurídicas, sino que estaban asociadas a la colecistectomía practicada. No obstante, "los síntomas que presentaba la paciente tras la intervención, como fiebre, aumento de la leucocitosis y dolor en el hipocondrio, son criterios de sepsis de origen abdominal que deberían haber hecho sospechar la presencia de infección grave". Añade que deberían haberse extremado las medidas terapéuticas para descartar o confirmar una posible peritonitis. Ese retraso en el diagnóstico, dice el fallo, determinó una pérdida de oportunidad para el pronto tratamiento de la peritonitis que hubiera podido paliar un padecimiento extraordinario que no debería haber soportado.