La sociedad no ha terminado de asumir el tsunami de la digitalización y a José María Lassalle (Santander, 1966), como Secretario de Estado, le toca comandar desde el gobierno central que España avance en este proceso y, de paso, que en el mismo se garanticen los derechos de los ciudadanos. No todo son parabienes con el auge de internet: por ejemplo, advierte Lassalle, ha aumentado la brecha entre hombres y mujeres. No en vano, ya ha anunciado la creación de una mesa de trabajo para abordar la brecha de género en el ámbito tecnológico tras reunirse con las principales asociaciones de mujeres del sector. Es uno de sus grandes retos, que toma protagonismo con la celebración del Día de la Mujer. De ello hablará hoy, a las 18.30 horas, en una charla-coloquio en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA a preguntas de Ángeles Rivero, directora del periódico.

- ¿La sociedad digital no ha ayudado a la igualdad entre mujeres y hombres?

-Todo lo contrario, ha ayudado a agudizar las diferencias y hacerlas más patentes, reforzando situaciones que muchos pensábamos que podían ser resituadas respecto al mundo analógico. Y nos hemos vuelto a dar de bruces con la realidad de que en el mundo digital la brecha de género es más aguda que en el ámbito analógico.

- ¿Por qué ha ocurrido así?

-Es un tema que requiere un análisis profundo. No es fácil. Y en todos los países occidentales, porque éste no es un problema sólo de España, sino que también se da en Silicon Valley, Estados Unidos o en los países más avanzados. Después de veinte años de políticas intensas que han permitido ir desarraigando la estructura de machismo que padecemos socialmente, en el ámbito digital no se ha conseguido atajarlo, sino replicarlo de forma más intensa. ¿Por qué? Se producen factores que tienen que ver con el modelo de generación de conocimiento y transferencia que desde el ámbito digital se proyecta sobre el entramado empresarial, con los patrones de comportamiento de las empresas... Una serie de factores que se deben atajar.

- Entonces internet es un mundo pensado para hombres.

-Hasta el momento, los datos ponen sobre la mesa que es un mundo pensado por hombres y gobernado por hombres. Y la transición es hacia las máquinas, con lo que el panorama es muy complejo.

- ¿Hay una doble brecha digital: por sexo y por edad?

-Es una brecha básicamente de género, porque en el ámbito de la edad se han producido avances muy significativos que han hecho que el sector de la tercera edad se haya integrado intensamente en el ámbito tecnológico.

- ¿Cómo marcha la digitalización en España, con una sociedad envejecida, especialmente en Asturias?

-El proceso de digitalización avanza, porque avanza el despliegue de infraestructuras tecnológicas, pero una de las áreas prioritarias para el Gobierno es precisamente la del envejecimiento, y a la que responde la iniciativa de crear un comisionado que desarrolle un análisis de este problema y dará pie a iniciativas.

- ¿De qué tipo?

-Comenzará con un plan piloto en un área geográfica aún por determinar, con un acuerdo a través de la FEMP y el Estado para identificar un área comarcal donde se produce el solapamiento de la despoblación con el envejecimiento. Y ver cómo las herramientas tecnológicas y todo su despliegue puede ayudar a combatir estos problemas.

- Las administraciones deberían dar ejemplo. ¿Están suficientemente digitalizados los servicios públicos?

-De acuerdo a los indicadores europeos, sí. Somos uno de los países mejor posicionados, por delante de Francia, Alemania o Italia. Estamos bien pero necesitamos seguir profundizando en determinados sectores como el ámbito local y en determinados segmentos de la administración autonómica, que van rezagados respecto a la digitalización del Estado.

- Pero en la Justicia hay mucho camino por andar.

-Hay mucho camino por andar incluso en el propio desarrollo del trabajo de la oficina judicial, desde las citaciones, los emplazamientos o el propio desarrollo del expediente judicial, que en su mayoría sigue siendo en papel.

- ¿Qué le parece la huelga feminista convocada?

-Constata el problema que vive la sociedad española, y el conjunto de la humanidad. Y es que las mujeres, por desgracia, siguen padeciendo estructuras patriarcales y jerarquizadas que facilitan el dominio machista de la convivencia. Me parece que hace falta concienciarnos todos, no sólo las mujeres sino especialmente los hombres, de que hay que combatirlo.

- ¿Le parece entonces razonable esta huelga?

-Me parece razonable y entendible. Pero sobre la base de esto, deberíamos hacer menos política partidista e ideológica y apostar más por una visión transversal que afronte el problema, como algo de fondo o estructural, que no responda al gobierno de un determinado signo o a un supuesto déficit de nuestro modelo capitalista. Todo ese tipo de lenguaje lo que hace es entorpecer la comunicación mucho más directa que debería fluir a la hora de concienciarnos a todos de que debemos combatir la lacra del machismo.

- Un asunto muy sensible en internet es el de la privacidad. ¿Está en peligro?

-Están en peligro muchas cosas, porque la digitalización es una herramienta muy poderosa que está cambiando nuestras vidas y eso nos obliga a reforzar los mecanismos que protejan a los ciudadanos. Hace falta reforzar la protección de nuestros datos, impermeabilizar aún más nuestra privacidad; y es importante desarrollar una estructura de derechos digitales, en la que estamos trabajando.

- ¿Qué puede hacer el Estado para salvaguardar esos derechos?

-Aparte de la legislación específica -por ejemplo está en aprobación el reglamento de protección de datos, que supone una transposición de un reglamento europeo- está el trabajo que estamos desarrollando a través de una comisión de expertos desde hace un año y que va a dar pie a la elaboración de un libro blanco que presentaremos en junio y plantea toda una estrategia que permitirá el desarrollo de un modelo de constitucionalidad digital en nuestro país.

- ¿Tienen demasiado poder los gigantes como Google o Facebook?

-Pues sí. El desarrollo de grandes plataformas digitales ha sido producto de un uso de nuestros datos, de nuestra huella digital, que no ha tenido nuestro consentimiento. Y en ese sentido, es un factor de desigualdad que plantea que más tarde o temprano debemos desarrollar una teoría de la propiedad sobre nuestros datos.

- ¿Debe poner la legislación límites a estos gigantes?

-Hace falta combinar dos cosas. Por un lado, limitar y regular lo que hasta el momento no se ha limitado y regulado y, en segundo lugar, empoderar a la sociedad con derechos que permitan a los propios ciudadanos gestionar su autonomía y reclamar a las corporaciones mediante un asociacionismo digital que permita hablar de una sociedad digital. Un empoderamiento que restrinja la capacidad de las grandes corporaciones internacionales.

- ¿Qué le parece la idea de un internet descentralizado con la tecnología "blockchain"?

-Esta tecnología lo que hace fundamentalmente es reforzar la confianza digital y permitir que todos tengamos un manejo más ceñido de nuestros datos y lo que somos digitalmente. Pero es una tecnología que todavía requiere desarrollos específicos y genéricos que permitan convertirla realmente en una tecnología transversal.

- Sí, porque hasta ahora su gran manifestación han sido las criptomonedas...

-Y también estamos viendo cómo la tecnología "blockchain" aplicada a las criptomonedas no evita que haya procesos especulativos sobre las mismas. Y ello abre la lógica de que sea necesario una adaptación que vaya introduciendo mecanismos normativos que nos den seguridad jurídica a los usuarios de internet convirtiéndonos en ciudadanos de internet.