Paz Fernández no era clienta habitual de la pensión San Francisco de Navia. Ella prefería visitar Navia con su autocaravana, en la que disfrutaba de sus escapadas desde Gijón. Sin embargo, una avería en su vehículo cambió los planes de la mujer, que esta vez visitó Navia en un turismo. Pretendía pasar la noche del 13 al 14 de febrero en el hostal naviego. Llegó a la una de la tarde, hizo la reserva y pagó la habitación. A las seis, tras tomar algo con un amigo, J. L. O., abandonó el bar del negocio para no volver más. Paz no pasó la noche en la habitación que ya había abonado, y en la que quedaron sus efectos personales.

"Era la segunda vez que venía a la pensión. No solía venir con frecuencia por aquí, la verdad", asegura Enrique García, propietario del negocio. "Llegó a la una, le tomé los datos, y me pagó la estancia. Cogió sus cosas y las metió en la habitación", explica el responsable de la pensión. A las cuatro y media, según apunta García, Paz Fernández se encontró con un amigo de la zona, J. L. O., con el que permaneció en este local durante una hora y media, hasta las seis. "Después se fueron a otro local", apunta.

Según testigos presenciales, ésta es la última vez que se ve a la víctima en la calle San Francisco, lo que viene a modificar la versión que se daba por cierta hasta la fecha, ya que se ubicaba a Paz en este lugar a las once y media de la noche del 13 de febrero, día de su desaparición.

Las horas posteriores son todo un misterio. La siguiente noticia que se tiene en la pensión de Paz es la presencia de su perro, "Bronco", vagando frente al local a eso de las once de la noche. "Pensé que ella habría vuelto a su cama cuando oí el ladrido del perro en la puerta de su habitación, a las tres y media de la madrugada", dice Enrique García. Supuso que la mujer había llegado y accedía con el animal al inmueble para pasar la noche.

No obstante la situación dio un vuelco a las diez de la mañana del día siguiente, miércoles 14 de febrero. A las diez de la mañana, de vuelta con la prensa del día, Enrique García se encontró de nuevo al perro en la calle, atendido por dos vecinas. "Fue el momento en el que nos dimos cuenta de que algo estaba pasando, no era normal que el animal pasase fuera la noche", dice. Decidió comprobar entonces la habitación, donde descubrió que la cama estaba "abierta pero no utilizada", y en se lanzó la señal de alarma.

El descubrimiento del cuerpo de Paz, y la revelación de que ha sufrido una muerte violenta ha creado "un fuerte dolor" al propietario de la pensión. "Navia es un lugar en el que no pasan estas cosas", lamenta.

"Bronco" era el animal que tenía ganado el corazón de Paz Fernández. Este perro, de raza yorkshire, la acompañaba allá donde fuese. "No se separaban", dicen quienes la conocieron. Tanto es así que fue mayúscula la sorpresa de los vecinos al comprobar que el animal estaba vagando sin rumbo por las calles de la villa, siempre en la zona de la pensión donde Paz pensaba pasar la noche.

"Es un perro que no se dejaba coger con facilidad, porque enseguida enseñaba los dientes", recuerdan quienes lo encontraron. Los vecinos dieron aviso a la Policía Local y a la protectora de animales "Occidente Astur", que se hizo cargo del animal hasta que fue recogido por la familia de la mujer gijonesa.