"Mamá, llegué a Navia. Voy a dar una vuelta". Esas fueron las últimas palabras que escucharon de Paz Fernández Borrego el pasado 13 de febrero. La gijonesa llamó a su madre nada más instalarse en la pensión San Francisco, donde nunca llegó a dormir. Sus familiares afirman que siempre tuvieron claro que su desaparición no había sido voluntaria. "En otra etapa de su vida, quizás; ella era muy hippie. Pero desde que tiene a la cría, está muy tranquila", cuenta su círculo más cercano.

Por su pequeña Lara, de 4 años de edad, se desvivía. No pasaba ni un solo día sin llamarla cuando le tocaba estar con su padre -tenían la custodia compartida-. "La hija no para de preguntar por su madre... El mayor -Juan, veinteañero- está hecho polvo", dicen sus primos, con el dolor escrito en sus rostros. "Estamos pasando por un trago muy gordo", añaden.

Paz estuvo desaparecida, en total, veintidós días. Sus familiares ya sabían que lo que buscaban era "algo malo". La gijonesa, de 43 años, no sólo tenía una relación muy estrecha con sus hijos, sino también con su madre y sus tres hermanas: Carmen, Coral y Graciela. "Hablaban todos los días. Su desaparición sonó raro desde el principio", cuentan.

Paz, vecina de Nuevo Roces y masajista de profesión, era una mujer "soñadora, alegre y amante de la naturaleza", según describen sus seres queridos. Tenía una autocaravana y se estaba sacando el carné de conducir de autobús para entrar en la empresa municipal de transportes de Gijón, Emtusa.

A Navia viajaba con frecuencia para desconectar, como hizo esta última vez, pero ya no volvería más. "No tenía ningún novio allí, solo amigos. Quedaba con un hombre, que nos contaba que tenía un hijo de la misma edad que la suya, pero eran amigos. De hecho, a veces dormían juntos en la caravana y ella ponía un tablón para separase", confiesan.

Los familiares de Paz no ven relación alguna entre su caso y las otras dos asturianas desaparecidas: Lorena Torre el día 1 de marzo en Gijón y Concepción Barbeira al día siguiente en Castrillón. "Yo creo que no hay ninguna relación, además entre Paz y ellas pasó un tiempo -en concreto, quince días-", concluye uno de sus allegados.