Luz Paniceres, 80 años, esperaba ayer por la tarde a pie firme a mitad de la calle Palacio Valdés, la popular "Acerona" de Gijón. Lo hacía para ver pasar la gran manifestación feminista de Asturias, convocada en la villa de Jovellanos, porque "cuando yo era joven no éramos dueñes de nada, ni de un vasu de agua". Y porque lo merecemos, siempre fuimos discriminadas, y ya que a nosotres no nos tocó, que toque a les que vienen detrás", sentenciaba con la mirada cómplice de un grupo de amigas. Sin saberlo, al pie de la "Acerona" fue testigo de una manifestación que las convocantes calificaron de "histórica": más de 20.000 mujeres en la calle para reivindicar sus derechos.

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Las concentraciones masivas de la mañana en las plazas de los ayuntamientos hacían barruntar que la de tarde sería una marea morada para recordar. Pero las previsiones de las más optimistas se quedaron cortas: "Somos más de 20.000 personas manifestándonos, esto ya es un desborde", se desgañitaba al megáfono una de las encargadas de animar la cabecera de la concentración, que salió de la plaza del Humedal a las siete de la tarde y a las ocho y media aún no había terminado de desalojar manifestantes.

La marea humana arrancó bajo tantas banderas y pancartas como participantes agrupados bajo el paraguas del movimiento 8M, organizador de los actos, y no dejó de corear ni por un instante las reivindicaciones salariales, contra la violencia machista, contra el consumo, contra el sexismo y contra todo tipo de discriminación hacia la mujer en general. Para entonces ya las representantes sindicales habían calificado la convocatoria de "éxito" sin paliativos. La responsable de igualdad de CC OO, Ana María Rodríguez, vaticinaba que el Día Internacional de las Mujeres celebrado ayer "supondrá un punto de inflexión en la lucha de los derechos por las mujeres", y la vicesecretaria general de UGT Asturias, Nerea Monroy, destacaba el seguimiento de los paros "que se ha dejado notar en grandes empresas como Arcelor o Thyssen y también en comercios que han cerrado a lo largo del día", sentando "un precedente en el movimiento feminista" y lanzando "un mensaje claro al Gobierno central para que ponga en marcha medidas que erradiquen la brecha salarial, la discriminación y la violencia de género". Para Sara Combarros ya calificaba la manifestación como un "desborde feminista", y a lo largo de todo el recorrido hubo recuerdo para todas. Para las presentes y las ausentes, las que pararon y las que no pudieron, las más jóvenes y las mayores, las hetero y las homosexuales, las blancas y las negras.

Tras una hora larga de marcha, con la plaza del Marqués llena a rebosar, con batucada, aplausos y gritos, fue especialmente emotivo el minuto de silencio en memoria de Paz Fernández Borrego, la gijonesa asesinada a golpes tras desaparecer en Navia. Un silencio sepulcral para explotar en un sonoro "ni una menos, vivas nos queremos" que quedó redondeado por las canciones, puño en alto, del Coru Internacional Matriarcal y Antifascista "Al Altu la Lleva".

El colofón lo puso la lectura del manifiesto bajo el lema "Juntas somos más", para denunciar los recortes presupuestarios, la justicia patriarcal y la represión. Costó largo rato desatascar la zona. Y como ellas mismas corearon, "luego diréis que somos cinco o seis".