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Una mujer creativa, de voz grave y entregada a su hija

Paz Fernández presentó al ahora detenido a una amiga suya en Gijón pocos días antes de la desaparición

Paz Fernández. ANA FERNÁNDEZ

"Cuando me despierto/ Y veo que no estás aquí/ Yo me pregunto cuándo regresarás/ Sólo me ha quedado/ Tu aroma sobre mi piel/ Espero que mis besos te hagan volver/ Yo no quiero que te olvides de mí/ Voy a demostrarte quién soy/ Déjame acariciarte una vez vez más/ Juro que sólo busco darte amor". Paz Fernández Borrego sólo buscaba amor, pero la última nota musical de su vida sonó a horror.

Las que preceden son letras de la canción que compuso antes de desaparecer para su grupo "Factor sorpresa", que integraba junto a Juan García (guitarrista), Dudo Puente (bajista) y Ana Fernández (teclista). Paz era la vocalista. Entonaba temas clásicos a los que imprimía su toque personal; le gustaba improvisar. "Tenía una voz grave, le quedaba muy bien 'Black to black' de Amy Winehouse", cuenta Ana Fernández, que recuerda a su amiga como una mujer "feliz, independiente, creativa, emprendedora, con ganas de vivir y amante de la naturaleza". Era un cielo de chica, a poco que la tratabas parecía tu hermana", apunta.

Quizá ese don de gentes, su carácter abierto y extrovertido le pasó factura, según lamentan sus amigos. Con su fatal muerte, el grupo "Factor sorpresa" queda mudo, sin voz, sin esa alegría que tanto caracterizaba a Paz. "Teníamos toda la ilusión puesta en este proyecto. Era nuestra manera de resurgir en la música después de haber tomado cada uno caminos diferentes en la vida. No hacía mucho que había estado en mi casa cantando...", revela, apenada, Ana Fernández.

Da la casualidad de que esta gijonesa conocía al presunto asesino de Paz, el coañés Javier Ledo, detenido ayer por la Guardia Civil: "Me lo presentó ella poco antes de desaparecer. Fue en Gijón. 'Oye Ana, estoy por aquí con un amigo, ¿vienes a tomar algo?'". Y Ana fue. "Me pareció muy pesado. Hasta que el hombre vio que conmigo no tenía opciones, no paró de llamarme e invitarme a su casa. Parecía que quería otra cosa, no me gustó. Gracias a Dios que no supe más de ese chaval", relataba ayer. Hasta que se le perdió la pista a su amiga: "Lo primero que hice fue darle su móvil a la familia por si no lo tenían".

Además de una apasionada de la música, a Paz la recuerda su banda como un alma viajera y una enamorada de la naturaleza. "Le gustaba estar en contacto con las playas, cuidar una huerta que tenía y dar de comer a las gallinas. En ese sentido, era más de estar por el mundo que encerrada". Más de pueblo que de ciudad. Por eso, cuando a su hija pequeña, Lara (4 años), le tocaba estar con el padre, ella aprovechaba para desconectar y viajar con su caravana. Además, era masajista de profesión, eso le aportaba a su personalidad "un toque espiritual", como apunta su amigo Juan Fernández. "Era súper responsable con sus dos hijos -tiene otro veinteañero, Juan-. Y con la cría era encantadora. En el momento que estaba con su pequeña, nada de salir, nada de ensayos. Lo primero era ella", aseguran.

Con motivo del Día Internacional de la Mujer el pasado jueves, una de las tres hermanas de Paz Fernández publicó el siguiente mensaje en las redes sociales: "Hoy más que nunca... Gritaremos tan alto pidiendo JUSTICIA que nos escucharás desde el cielo hermanina... Siempre permanecerás en mí... En mi alma y en mi corazón. Siempre juntas, siempre 4".

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