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Flórez, el espía asturiano que conocía a Skripal, el doble agente ruso envenenado

El diario británico "Times" destaca que la información entregada a Rusia por el exfuncionario del CNI facilitó en su día la detección del confidente

Roberto Flórez, en una foto del año 2000 en Lima. REUTERS

Sergei Skripal, 66 años, se debate entre la vida y la muerte en un hospital británico. Hace pocos días fue atacado con gas nervioso en la localidad de Salisbury, y las sospechas apuntan al Kremlin. Skripal, de nacionalidad rusa, fue espía, vivía en el Reino Unido después de que en 2010 se beneficiara de un intercambio de agentes de espionaje entre Rusia y los Estados Unidos. había sido condenado a 13 años por espionaje en favor del M16, la agencia de inteligencia británica. Rusia no olvida.

El diario londinense "Times" relaciona el atentado a Skripal con un asturiano. La historia viene de atrás. Roberto Flórez, natural del pueblo de Bayo, en Grado, salió hace pocos años de prisión después de haber sido condenado por vender a información secreta a Rusia entre los años 2001 y 2004. Recuerda el "Times" que aquella información clasificada destapó el doble juego de Sergei Skripal y acabó, tiempo después, con su detención y condena en su país.

La historia personal de Roberto Flórez, hoy convertido en ciudadano anónimo, no tiene desperdicio. Se hizo guardia civil, acabó siendo hombre de confianza de los jerifaltes del cuartel de Inchaurrondo, en los años de plomo de ETA, se dice que logró adentrarse en los ambientes abertxales en busca y captura de información pero que tuvo que huir por pies. Fue destinado a Perú, a marcar en corto al entonces candidato a la presidencia del país Alejandro Toledo, hasta que la prensa lo desenmascaró.

Siete años en el CNI

Regreso a Madrid como agente del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en 1997. Flórez abandonó la institución en 2004 y tres años más tarde la Policía Nacional le detuvo acusado de vender información sensible a Rusia. En su domicilio se encontraron unas pruebas abrumadoras, copias de las numerosas cartas enviadas a la embajada de Rusia en Madrid ofreciendo sus servicios y más cosas. La información facilitada fue de tal envergadura que se dice que el CNI tuvo que reestructurarse porque se identificaba a muchos de sus compañeros en los servicios españoles de espionaje, en territorio nacional pero también en el extranjero.

A Roberto Flórez lo condenaron por traición y la prensa de la época le colgó una etiqueta rimbombante: "El primer traidor de la democracia". Fueron documentos por dinero, pero no tanto como se puede pensar. Al menos 145.000 euros, se dijo coincidiendo con la detención del asturiano que en 2007 residía en Tenerife y se dedicaba a gestionar una asesoría de mediación y resolución de conflictos.

Sergei Skripal era agente de la inteligencia rusa desplazado a Madrid, donde la central nacional de espionaje británica, el M16, consiguió "ficharle". Durante años suministró a los británicos muchas decenas de supuestos espías rusos. En 2004 los británicos le perdieron la pista porque los rusos le habían echado mano. Eran los años en que, al parecer, el asturiano Roberto Flórez había vendido información a Rusia en la que, como supone ahora la prensa británica, estaba incluido el doble juego de Sergei Skripal, que el año pasado perdió a su hijo Alexander en una visita a San Petersburgo.

Cuando en 2010 Sergei Skripal recuperó la libertad gracias al ya referido canje de espías, quizá lo hizo con la sospecha de que su vida tenía fecha de caducidad. Por su parte Roberto Flórez, que en el juicio contra él negó haber enviado un solo documento a la embajada de Rusia en España, cumplió menos de nueve años de prisión, a los que fue condenado después de presentar recurso.

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