Los efectivos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil centraron sus pesquisas ayer en la zona cercana al puente de la AS-25 sobre el arroyo de La Pontiga hasta su unión con el río Navia. Aproximadamente a un kilómetro de la zona de difícil acceso en la que apareció el cuerpo de Paz Fernández Borrego, la gijonesa de 43 años que murió brutalmente golpeada en la cabeza y en el cuello. Es la misma zona a la que el pasado domingo los investigadores llevaron a Javier Ledo, el único detenido y encarcelado por este crimen calificado por la juez de homicidio pero que puede evolucionar a asesinato con el agravante de género si se demuestra que ambos eran pareja.

Por tercer día consecutivo, los agentes del GEAS rastrearon en las gélidas aguas -a unos cinco grados de temperatura- en un intento de localizar el arma con la que se pudo cometer el crimen, además de una manta que supuestamente Ledo habría utilizado para trasladar el cuerpo sin vida de Paz Fernández, y el bolso de la mujer, además de cualquier otro objeto que pudiera estar relacionado con el caso. La labor es ardua, teniendo en cuenta que la visibilidad es muy escasa al estar el fondo muy turbio.

La búsqueda ha sido hasta el momento infructuosa, pero los GEAS confían en que el tiempo les permita continuar registrando este área minuciosamente durante toda la semana.

El hermetismo es absoluto en torno a las investigaciones que aún practica la Policía Judicial de la Guardia Civil. La magistrada titular del Juzgado de Instrucción de Luarca, Marta Huerta, ha advertido a todos los implicados que las diligencias son secretas y que no quiere filtraciones de ningún tipo, por el peligro de poner en riesgo las pesquisas.

Mientras tanto, Javier Ledo, cumple hoy su segundo día en el Centro Penitenciario de Asturias, después de que el lunes la jueza ordenara su ingreso inmediato en prisión provisional, comunicada y sin fianza. Fuentes próximas al caso aseguraron que el coañés de 42 habría declarado en el Juzgado que la muerte de Paz Fernández, había sido "accidental", aunque sí admitió que se había deshecho del cuerpo e indicó en qué zona, que es donde ahora rastrean los GEAS en busca de más pruebas.

Ledo se había autoinculpado el domingo por la noche en el cuartel de la Guardia Civil de Luarca, después de tres días de intensos y duros interrogatorios y registros durante los que fueron incautados numerosos objetos personales, ropa y utensilios. Fuentes conocedoras del caso aseguraron que los perros traídos desde Madrid para detectar restos orgánicos habrían detectado restos de sangre en varias zonas de la casa del centro de Navia donde solía dormir el ahora reo. También en utensilios de limpieza, como una fregona, sintomático de que se intentado limpiar el supuesto escenario del crimen de Paz Fernández.