El cineasta asturiano Juan Caunedo desembarcó en la película "Antes que llegue el ferry" siendo consciente de que habría una travesía difícil hasta llegar a buen puerto. Pero los vientos son favorables tras haber sido seleccionada para la sección "Work in progress" del Festival de Cine de Málaga, que, del 13 al 22 de abril, presentará diez títulos a destacados profesionales de la industria para favorecer su finalización y distribución internacional. Rodada íntegramente en Cuba, la cinta, codirigida por Caunedo (Oviedo, 1982) con los cubanos Vladimir García Herrera y Raúl Escobar, mezcla documental, ficción y animación. El amor de Caunedo por el cine empezó...

-Siempre me gustó escribir cuentos, desde guaje. Después empecé a tirar fotos con una cámara de mi abuelo, muuuy vieja. Ayudaba a mi padre a montar sus vídeos caseros en Betamax. Veía muchas pelis en VHS, una y otra vez. Y fui interesándome por el oficio de montador. Hice un curso de fotografía en la adolescencia y parece que me encontré un puquitín... Hicimos un corto de risas en el instituto, con una Hi8 y usando patines, monopatines y carros del Alimerka como travellings, yatusabes... Después, me decidí a estudiar Comunicación Audiovisual y empecé a hacer cosas con los colegas, docus y cortos; fui aprendiendo disfrutando. Cuando empecé a trabajar de editor en 2003 entendí la industria. Y empecé a entender que además de alimentar el bolsillo hay que sacar tiempo para alimentar el alma, y fuimos haciendo proyectos cada vez más cuidados... Seguimos disfrutando.

- ¿Cómo es rodar en Cuba?

-Para rodar en la calle hay que pedir permiso al Ministerio del Interior y al Gobierno provincial a través de una institución que tenga que ver con el cine, el audiovisual o la cultura en general. Es un procedimiento muy parecido al que hay que seguir en España o Alemania, no sé cómo es en el resto del mundo pero por lo que tengo entendido es bastante similar. Quizá tarden un poco más de tiempo en darte el permiso, pero eso tiene más que ver con el ritmo caribeño que con la política. Hay que presentar el guión y esperar los papeleos. Nosotros hemos grabado cosas bastante críticas con algunas situaciones de Cuba hoy en día y no nos han puesto problemas. En general, el mundo de la cultura en Cuba reflexiona sobre la sociedad desde una perspectiva objetiva y bastante crítica.

- ¿Asturias, ayuda pedida?

-No hemos pedido ayudas, estuvimos en los "industry days" del Festival de Xixón, pero fuera de competencia porque no habíamos presentado la película, en esos momentos estábamos negociando un acuerdo con una productora mexicana que no terminó de concretarse y estuvimos un tiempo sin moverla. Pero hemos recibido muy buena onda desde el Festival y desde Laboral Cinemateca, lo que pasa es que parece que Asturias no está como para pedir demasiadas ayudas... Pero, por supuesto, queremos que se vea en Asturias y nos encantaría que alguna de las instituciones asturianas nos apoyara, como creo que quieren todos los cineastas. Es un problema de todos, yo acabo de volver como quien dice. El otro día estuvimos en la asamblea de la Academia de Cine recién creada y se hablaron temas interesantes. Hay gente muy talentosa haciendo cosas superinteresantes -dentro y también fuera del proyecto de la Academia- y que no están ni siquiera catalogadas, ni organizadas. Las instituciones no conocen muchos de los trabajos que se están haciendo. Además, los trabajadores del cine en Asturias, como los trabajadores de muchos otros sectores, tenemos unas condiciones nefastas para podernos quedar aquí a hacer lo que nos gusta y en lo que tenemos experiencia. Es muy positivo juntarnos para debatir quiénes somos y hacia dónde podemos ir, qué podemos exigir a las instituciones y qué le podemos aportar a la sociedad.

- ¿Cómo está la Cuba después de Fidel?

-Hay cierta incertidumbre a la vez que continuismo. No parece que vayan a cambiar algunas de las cuestiones políticas fundamentales para el Estado cubano. Se están experimentando diferentes líneas con respecto a la propiedad de algunos medios de producción, diferentes organizaciones en las empresas estatales, algunas relaciones nuevas entre Estado y empresas... En general, se está experimentando un poco en lo económico desde la llegada de Raúl Castro a la Presidencia hace ya diez años. Esa experimentación ha llevado diferentes ritmos y hoy está un poco ralentizada. Cuando se abrieron las relaciones con EE UU, se aceleró el proceso un poco y la gente se motivó con la posibilidad de que la economía se revitalizara un poco, porque todo el mundo quería ir a invertir a Cuba, nadie se quería perder la fiesta. Trump ha parado este proceso y eso se ha notado en el día a día y también un poco en el ánimo de la gente. Pero, en general, la situación política está estable. La muerte de Fidel, a mi juicio, no supuso un gran cambio político, ya se venía haciendo desde hacía diez años, fue más bien una cuestión emocional para mucha gente. Cuba está en un proceso interesante, "no es fácil", como dicen ellos. Creo que mejor que dar tanta muela, es que la gente vea la película, ahí retratamos lo que pensamos de Cuba hoy.

- ¿Por ejemplo?

-Historias que parecen imposibles en cualquier lugar o época, pero que son el pan nuestro de cada día en la "república surrealista de Cuba". Personajes que vienen y van entre la realidad y la ficción, que viven la vorágine de la "era del reguetón" en La Habana. Es un caos para retratar el caos. Tratamos de hablar sobre la incertidumbre.

- ¿Cómo surge el proyecto?

-Surge de las conversaciones entre tres amigos: Vladimir García, Raúl Escobar y yo. De las cosas que veíamos por la calle y nos entusiasmaban a la vez que nos molestaban. Las historias que nos hacían reír y enfurecernos, la estética que nos transportaba a otro planeta que no se sabe muy bien dónde está. Yo resido allí desde hace cinco años, y comparto con Vladimir una productora que se llama Champola, trabajamos para documentales, publicidad y corporativos. Estábamos un poco cansados de no hacer nada para "alimentar el alma" y decidimos empezar a dar forma a esas ideas de retratar ese planeta que es Cuba hoy.

- Mezcla documental, ficción y animación. ¿De qué manera?

-Desde el principio nos lo planteamos como una barra libre para la creación, no quisimos encorsetarnos ni autocensurarnos. Queríamos mostrar ese caos que se vive en las calles cubanas, donde se mezclan razas, arquitecturas, costumbres, sistemas sociales, colores, músicas, tiempos, historias, olores... Y para eso entendimos que mezclar formatos, calidades, géneros, serviría para introducirnos en ese planeta caótico. La animación es una cosa fundamental para el equipo que formamos Vladimir y yo. Él es un director de animación desde hace casi veinte años en Cuba, y a todos nuestros trabajos les introducimos ese arte que tanto nos gusta de animar los maravillosos dibujos que salen de la mano y el mundo del Vladi. Igor Iglesias, el editor, llanisco de Poo, fue el que nos propuso mezclar todas esas historias con un montaje en paralelo. No narrar una pieza detrás de la otra, precisamente para darle un orden al caos. Que esa unidad realmente transmitiera una atmósfera de locura y eclecticismo.