Si España aspira a superar el "techo de cristal" de su nivel de riqueza y de calidad de vida "no tiene otra alternativa que mejorar los niveles educativo y científico del país". Así concluyó ayer Rosa Menéndez, presidenta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la conferencia con la que abrió la III Semana de la Ciencia de LA NUEVA ESPAÑA.

El acto, celebrado en el Club Prensa Asturiana de este periódico, registró un lleno total. La charla de la investigadora asturiana consistió en un combinado de logros científicos y desafíos. Y entre estos últimos señaló un indicador que expresa una realidad manifiestamente mejorable: "El interés de los españoles por la ciencia está alrededor del 20 por ciento, mientras que la media de la Unión Europea es el doble". A tenor del éxito de convocatoria del acto de ayer, parece claro que el camino de progreso se ha iniciado ya.

Una novedad de la presente edición de la Semana de la Ciencia es la incorporación, como patrocinadores, de tres entidades de la región: la empresa Bayer, el Instituto de Emergencias (Ieducae) y la Consejería de Empleo, Industria y Turismo del Principado, cuyos responsables siguieron la conferencia desde las primeras filas. La charla también fue seguida por algunos de los investigadores y profesores universitarios más destacados de la región. Asimismo, fue retransmitida en directo a través de la web de LA NUEVA ESPAÑA.

"La utilidad de la ciencia" fue el título de la conferencia pronunciada por Rosa María Menéndez López (Cudillero, 1956). Graduada en Química por la Universidad de Oviedo en 1980 y doctorada en 1986, es una veterana y eminente profesora de investigación del CSIC. El pasado mes de noviembre se convirtió en la primera mujer que accede a la presidencia del mayor organismo público de investigación de España.

Ángeles Rivero, directora de LA NUEVA ESPAÑA, presentó el acto. En su intervención, subrayó el "compromiso" de este periódico con la divulgación y la promoción de la cultura científica. El investigador y divulgador Amador Menéndez, coordinador científico de la Semana de la Ciencia, aludió a la condición de "aventurero por naturaleza" que impulsa al ser humano a embarcarse en las singladuras del conocimiento.

De presentar a Rosa Menéndez se encargó Ángeles Álvarez, directora de la Fundación para el Fomento en Asturias de la Investigación Científica Aplicada y la Tecnología (Ficyt), quien situó a la ponente como "referente" de ese "movimiento global histórico que reivindica el papel de la mujer en nuestra sociedad".

En su disertación, Rosa Menéndez puso de relieve algunos aspectos en los que, a su juicio, se manifiesta de modo particularmente visible la utilidad de la actividad científica y tecnológica. "La ciencia no es una extravagancia ni un capricho", señaló. "Los países son ricos porque investigan, no investigan porque ya son ricos", añadió.

Una consecuencia directa y cuantificable de los adelantos científico-técnicos "es el aumento en la esperanza de vida", que durante siglos no superaba los treinta años de edad. "En los últimos 150 años, este índice ha crecido de forma casi exponencial", subrayó Rosa Menéndez. Una de las diapositivas que proyectó puntualizaba que en Europa occidental la esperanza de vida ha pasado de 74 años en 1990 a 79 en 2013.

Otro ejemplo de la utilidad de la actividad científica: "Ciencia significa libertad", indicó la investigadora cudillerense. "El aumento de conocimiento siempre nos hace más libres, nos da más opciones. La actividad científica está basada en la libertad de comunicación", agregó.

El avance de la ciencia requiere una cobertura regulatoria idónea no sólo nacional, sino de escala internacional, como corresponde a una actividad que por su naturaleza rebasa fronteras. "La innovación ocupa un lugar prominente en la estrategia de la UE para generar crecimiento y empleo", aseveró la ponente. Energía, seguridad alimentaria, cambio climático y envejecimiento de la población constituyen algunos de los campos en los que la cooperación internacional se hace más perentoria. "La UE también está trabajando para crear un Espacio Europeo de Investigación Único", afirmó Rosa Menéndez.

En la charla no faltó una alusión a la fisonomía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Dedicado a la investigación multidisciplinaria, y adscrito al Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, sus centros tienen una plantilla total de 15.409 trabajadores, de los cuales 11.024 son personal propio del CSIC. Rosa Menéndez puso de relieve que el Consejo tiene en marcha 3.597 proyectos de I+D+i, financiados con 736,6 millones de euros. Su presupuesto de gasto para 2016 fue de 654 millones de euros.

En Asturias, dependen del CSIC el Instituto Nacional del Carbón (INCAR), emplazado en La Corredoria; y el Instituto de Productos Lácteos de Asturias (IPLA), en Villaviciosa. Y como equipamiento mixto con la Universidad de Oviedo y el Principado funciona el Centro de Investigación en Nanomateriales y Nanotecnología (CINN), ubicado en San Martín del Rey Aurelio.

Rosa Menéndez no dejó pasar la ocasión de compartir con el público su ilusión de que se desarrolle un cuarto centro en Asturias, que actualmente se halla en fase embrionaria: una unidad mixta para el estudio de la biodiversidad de la cordillera Cantábrica.

La presidenta del CSIC ofreció lo que denominó una "primicia": está trabajando con los responsables de los centros del Consejo en la búsqueda de modos de "entrelazar más la actividad de las distintas disciplinas". Una estrategia que se basa en la convicción de que "las diversas ramas de la ciencia están ligadas entre sí". De otro lado, subrayó la necesidad de que el Consejo "aúne esfuerzos" con la Universidad.

Concluida la exposición de Rosa Menéndez, en el capítulo de preguntas y consideraciones, el catedrático de Química Inorgánica de la Universidad de Oviedo Francisco Javier García señaló la necesidad de impulsar la puesta en marcha de empresas basadas en el conocimiento científico. Entre tanto, el exrector Vicente Gotor -"fue profesor mío", señaló Rosa Menéndez- se refirió a la necesidad de más recursos para investigar. Cerró el acto Olaya Morán Villa, una niña de 10 años y alumna del colegio público bilingüe de Ventanielles (Oviedo), quien preguntó a Rosa Menéndez sobre las posibilidades de mejorar la educación científica de los escolares. "La educación puede mejorar", respondió.