Laura Lechuga Gómez (Sevilla, 1962) estudió Ciencias Químicas en la Universidad de Cádiz y se doctoró por la Complutense de Madrid en 1992. Es profesora de Investigación del CSIC y jefa del Grupo de Nanobiosensores y Aplicaciones Bioanalíticas en el Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología, de Barcelona. Su programa de investigación se centra en el nanodiagnóstico y la fotónica de silicio, con el desarrollo tecnológico de biosensores nanofotónicos y su integración en plataformas portátiles, así como su aplicación en el diagnóstico clínico y medioambiental descentralizado. Ha publicado más de 250 trabajos de investigación, posee ocho familias de patentes a nivel nacional e internacional, ha divulgado su investigación en más de 300 conferencias invitadas en todo el mundo y ha generado dos empresas spin-off. También ha cuidado de forma especial la labor divulgativa. Es editora asociada de dos revistas de óptica y pertenece a los comités científicos asesores de diversas instituciones nacionales e internacionales de gran prestigio. En 2014 fue nombrada miembro distinguido de la Sociedad Internacional de Óptica (OSA).

- Trabaja usted en el desarrollo de dispositivos biosensores ópticos con micro y nanotecnologías para aplicaciones clínicas y medioambientales principalmente. ¿Cuál es la aplicación práctica de estas nuevas tecnologías?

-Estos nuevos dispositivos permiten realizar los análisis de forma descentralizada, sin necesidad de llevar las muestras a un laboratorio especializado. Se pueden realizar los análisis en el mismo lugar, por ejemplo, directamente en la consulta del médico de cabecera, en casa, en un ambulatorio, en la ambulancia o, por ejemplo, en el mismo río o lago o playa que esté contaminado con una sustancia tóxica o una bacteria.

- Así explicado parece una gran ventaja...

-Además de esta gran ventaja de la portabilidad, los dispositivos pueden hacer mediciones de forma rápida. No hay que esperar horas al resultado y por su nivel de sensibilidad pueden detectar enfermedades en sus inicios, lo cual es muy relevante en enfermedades como cáncer, infecciones o enfermedades neurodegenerativas.

- ¿Para qué se utiliza la nanomedicina en la actualidad?

-La nanomedicina es la aplicación a la medicina de las técnicas y conocimientos que hemos adquirido en el área de la nanotecnología. Solemos dividir la nanomedicina en tres grandes áreas: nanodiagnóstico, nanoterapias y nanorreparación. En la actualidad ya hay dispositivos de diagnóstico que incorporan nanotecnología, así como fármacos nanoestructurados de mejor efecto que la fórmula tradicional, entre otras muchas cosas.

- ¿Hasta dónde puede llegar esta nueva ciencia?

-Algunas opiniones postulan que podríamos llegar hasta la inmortalidad. Posiblemente lo que nos permitirá realmente es incrementar aún más la esperanza de vida, pero aumentando al mismo tiempo su calidad. Además, podría proporcionar, entre otras cosas, diagnósticos muy precoces, lo que evitaría fallecimientos por ejemplo de niños o personas muy jóvenes. También podría proporcionar terapias con mínimos efectos secundarios e incomodidades para los pacientes y reparación de los tejidos u órganos dañados, de forma más fácil y natural.

- Diagnosticar con precisión implica curar con más precisión. ¿Estamos realmente cerca de acabar con enfermedades como el cáncer?

-No, no estamos cerca porque el cáncer es un grupo de enfermedades sumamente complejas que todavía no comprendemos completamente. Para erradicar una enfermedad hay que conocer primero cómo funciona totalmente. Pero con estos nuevos adelantos lo que sí podríamos proporcionar es un diagnóstico mucho más precoz del cáncer y tratamientos más personalizados y focalizados, con mínimos efectos secundarios. Desde este punto de vista sí se podría contribuir notablemente a disminuir la incidencia del cáncer entre la población.

- ¿Es posible suministrar una medicina personalizada, en general, dentro del sistema sanitario español?

-Sí, si hay voluntad política para incrementar notablemente el gasto en nuestro sistema sanitario, además de políticas claras y firmes de inversión en investigación que acompañen a esas inversiones.

- ¿Por dónde llegarán los nuevos avances del futuro?

-Seguro que en pocos años todo pasará por nuestro teléfono móvil. Incluso podríamos llevarlo incorporado alrededor de nuestra muñeca. El móvil dispondrá de toda una batería de aplicaciones que permitirán medir nuestro estado de salud y que estarán conectadas a los nanosensores que emplearemos para medir en mínimas gotas de sangre, saliva, orina o lágrimas.

- Una especie de ángel de la guarda tecnológico...

-El teléfono nos informará de si estamos comenzando una infección o un cáncer o de si nuestros niveles vitales están descompensados. También nos alertará acerca de los pasos que debemos dar de forma inmediata para combatir los problemas de salud que se vayan presentando.

- ¿Qué le parece una iniciativa como la Semana de la Ciencia de LA NUEVA ESPAÑA?

-Me parece una excelente iniciativa. A pesar del gran progreso que hemos conseguido realizar en la divulgación de la ciencia en nuestro país, todavía queda mucho por hacer. Esta divulgación tiene que estar apoyada por todos los sectores de la sociedad. Los científicos por nosotros mismos no podemos hacerlo. Así que les animo a que sigan realizando esta gran labor.

- ¿Ser mujer ha sido un obstáculo en el desarrollo de su carrera investigadora?

-Sí, claro, ser mujer, en cualquier ámbito profesional, significa tener que estar todo el tiempo demostrando una y otra vez tus capacidades y significa una progresión más lenta hacia puestos más altos. El techo de cristal a veces es de acero y es real.