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La fundición "Princesa de Asturias"

Parellada, el taller barcelonés del que más se fiaba Miró, fabrica las estatuillas de los premios que se entregan en Oviedo

Estatuilla del premio "Princesa de Asturias", diseñada por Miró.

Lliçà d'Amunt es un pequeño municipio barcelonés, de apenas 12.000 habitantes, que desde hace casi cuatro décadas tiene una conexión especial con Asturias: allí se hacen las esculturas de bronce que, diseñadas por Joan Miró, se entregan cada año a los galardonados con los premios "Princesa de Asturias". Unas estatuillas de algo más de cuarenta centímetros y ocho kilos de peso que se realizan en la fundición artística Parellada, que desde 1972 se localiza en una masía de esa localidad.

La fundición está hoy dirigida por los hermanos Manuel y Jorge Parellada, tercera generación al frente de una empresa familiar que fundó en Barcelona el abuelo de ambos, José Parellada, hace 72 años. Para Joan Miró, que sólo trabajaba con siete fundiciones, la de los Parellada era prioritaria, y mantuvo con la familia una relación que desbordaba el ámbito profesional. Por eso, Manuel Parellada no perdió la ocasión de viajar a Santander para asistir a la inauguración, en el Centro Botín, de la muestra "Joan Miró: esculturas 1928-1982". Allí, en una sala presidida por algunas de las esculturas que la familia realizó bajo diseño del inmortal artista, Manuel Parellada se reunió con LA NUEVA ESPAÑA.

"Recuerdo ver a Miró por casa desde que era muy pequeño. Su relación con nosotros se remonta a la década de los cincuenta, hacia 1956 o 1958. Mi abuelo y mi padre, que se llamaba también Manuel, fueron los que más trataban con él, y mantenían una relación muy estrecha, porque en nosotros encontró un tipo de acabado, o quizás una sensibilidad, que quizás otros no le daban", relata Manuel Parellada. La reflexión entronca con las conclusiones de los expertos en la obra de Miró, como María José Salazar, comisaria de la muestra, que precisa que el artista seleccionaba la fundición para cada escultura en función de la "pátina", del acabado que daban al bronce.

"Estamos especializados en fundición artística, lo que es gratificante porque muchas de las piezas que hacemos acaban en museos y, por lo general, todas las esculturas llevan el sello de la fundición. Es algo que exige también el cliente. Hemos hecho obras de artistas como Antoni Tàpies, Pablo Gargallo, Barry Flanagan? Pero es cierto que con Miró teníamos una relación más estrecha, más de amistad. En parte porque trabajábamos más horas con él, pero también por cómo era como persona. Porque Miró, como artista, era chapó, pero como persona era también magnífico, y un hombre muy agradecido además, que confiaba en los colaboradores y los apreciaba", afirma Parellada.

Con esta cercanía, no resulta extraño que, al recibir el encargo de la entonces recién nacida Fundación Príncipe de Asturias para hacer las figuras que habrían de simbolizar sus premios, Miró eligiese a la fundición de los Parellada para que realizara las piezas. "Fue una condición que él puso, que fuéramos nosotros los que hiciéramos la escultura ya desde el primer año", asegura Parellada.

El fundidor aún recuerda el revuelo que causó en la factoría el diseño de Miró: "Nos mandó el modelo en escayola. Y cuando lo vimos estábamos todos extrañados, porque iba a ser una pieza de más de cuarenta centímetros, de cierto grosor y que tenía que ser maciza, que no podía ser hueca. "A ver quién levanta esto", decíamos, porque la estatuilla pesaba ocho kilos y teníamos en la cabeza una entrega de premios como los 'Oscar' o ahora los 'Goya', con el premiado alzándolo como un trofeo".

Cuando les explicaron cómo sería la naturaleza de la entrega, los operarios entendieron la naturaleza de la obra: "Se nos explicó que no se iba a dar como si fuera un trofeo, sino que estarían encima de una mesa, porque la Fundación no quería una entrega de premios de ese estilo. Para ellos, la pieza no es un trofeo: es una escultura".

Tras el fallecimiento de Miró, en 1983, la relación entre la fundación asturiana y la fundición barcelonesa, donde se custodian los moldes de la obra, se ha mantenido inalterable, tal y como el artista la fraguó. "Para nosotros es el encargo más importante del año; de hecho articulamos todo nuestro calendario anual en virtud de la entrega de los premios", concluye Parellada.

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