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La Facultad de Química, pionera en ofrecer talleres para niños con altas capacidades

Los alumnos, de entre 6 y 17 años y de toda la región, logran en la Universidad estar motivados con aprendizajes adecuados a su nivel

Por la izquierda, José Manuel Fernández Colinas, José Ramón Álvarez, Susana Luque, Jorge del Castillo, Susana Fernández (decana) y Julio L. Bueno, en la Facultad de Química de Oviedo, donde se imparten los talleres para niños con altas capacidades. IRMA COLLÍN

No es sencillo motivar ni mantener la atención de los alumnos con altas capacidades. Por eso cuando la Facultad de Química de la Universidad de Oviedo se puso en contacto con la Asociación de Padres de Alumnos con Altas Capacidades de Asturias (APADAC) para ofrecer a sus hijos talleres capaces de estimularles la respuesta fue inmediata: sí, queremos.

Una persona próxima a los profesores de esta Facultad tiene una hija con altas capacidades y ocurrió lo que suele pasar en la vida, que cuando algo nos toca de cerca nos ablanda. Lo explica José Manuel Fernández Colinas, profesor titular del departamento de Química Orgánica e Inorgánica, y uno de los impulsores de estos talleres. "Elegimos un tema o dos al año que puedan resultar interesantes a estos críos y siempre desde el aspecto del juego. Este año hicimos un proyectil que vuela con una pastilla de efervescencia y se quedaron todos encantados".

Pero ojo, impartir un taller a unos niños que están llenos de curiosidad y de preguntas e inquietudes que no suelen ser propias de su edad no es fácil. "Son relaciones que en el ámbito universitario nos exigen prepararnos. Nos hacen más preguntas ellos que nuestros alumnos en clase", explica Colinas. Objetivo: que los inventos que se proponen desde la Facultad salgan adelante y que los niños acudan emocionados.

En estos talleres la Facultad se llena de pequeños alumnos que corren por los pasillos y que miran a los profesores con ojos como platos. Que buscan respuestas a todas las preguntas que se les pasan por la cabeza, que son espontáneos y que absorben toda la información como esponjas. Que son capaces de poner a los profesores en bretes, y de corregirlos, como cuando le dijeron a Colinas, en medio de una explicación sobre el despegue de las aeronaves, que la foto que estaba presentando en la pantalla no era de un despegue, sino de un aterrizaje. "Fíjese en las alas, profe", le espetaron los niños de 7 años. Y tenían razón.

Cuenta Susana Luque, una de las profesoras que llevan a cabo estos talleres, que cuando se hacen estas actividades la Facultad se convierte en un auténtico bullicio. "Son muy inquietos", concreta la docente. Pero esas carreras por el pasillo, esa cantidad de cuestiones que se hacen y ese querer aprenderlo todo también apasiona a los docentes. "Te entusiasmas con el grupo aunque se forme el guirigay. Da vida verles corriendo por aquí, y además son muy educados. Te dan las gracias por todo. Cuando un chiquillo de 7 años te da las gracias por enseñarle se te cae la baba", explica Julio L. Bueno, otro de los profesores implicados en el proyecto.

La Facultad de Química es pionera en lanzar estos talleres en Asturias para niños con altas capacidades. En estas actividades participan una media de ochenta alumnos de toda la región cada año, que se dividen en dos ciclos por edades. "Éste es el camino para evitar el fracaso escolar, no podemos pedir a estos niños que se amolden al resto, hay que motivarlos", concreta Jorge del Castillo, presidente de APADAC.

Se considera que un niño tiene altas capacidades cuando su cociente intelectual supera el 130. Pero muchas veces se confunden los términos. No es difícil diagnosticar a estos alumnos cuando tienen notas brillantes y destacan sobre el resto de forma evidente, pero sí cuando en otras ocasiones el niño de altas capacidades presenta comportamiento disruptivo, apatía o suspende. "Es tan desconocido el tema que cuando suspenden se buscan trastornos de otro tipo, como el trastorno de déficit de atención (TDA) o el síndrome de Asperger. Los derivan a especialistas de Déficit de Atención, pero éstos no saben cómo tratarlos porque desconocen su caso", concreta Del Castillo.

Este programa de la Universidad supone un pequeño apoyo para estos niños en cuanto a motivación. En los talleres participan alumnos desde 6 a 17 años y se hacen durante tres horas en una tarde. Explica José Ramón Álvarez, profesor de este taller, que "primero les contamos un montón de cosas y luego pasamos a la parte práctica que implica un juego". En muchas ocasiones los niños con altas capacidades encuentran en ese taller de Química su vocación, algo que de verdad les interesa. Y es que hay niños que a los 9 años les apasiona la teoría de la relatividad o cómo funciona un reactor. "Es una pena que en el deporte cuando hay alguien con mucho potencial se le apoye, pero a los niños con altas capacidades se les quiere amoldar al resto y ahí llega el fracaso escolar", sostiene Julio L. Bueno.

Todos los proyectiles construidos por los niños en el último taller despegaron. Tres, dos, uno... volando.

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