La supuesta "unanimidad" en la Sindicatura de Cuentas saltó por los aires ayer. Los dos síndicos que acompañan a Avelino Viejo en el Consejo del organismo fiscalizador, Antonio Arias y Miguel Ángel Menéndez, decidieron poner sus cargos a disposición de la Junta un día después de la comparecencia en la cámara que le valió al síndico mayor el reproche de toda la oposición por su gestión de personal y el anuncio del inicio del procedimiento parlamentario para su destitución. Arias pone su futuro en manos de la Junta tras remitir al presidente del parlamento y a los portavoces de los grupos un duro alegato contra Viejo, al que acusa de mentir a la cámara sobre la "unanimidad" que presidió las decisiones reprobadas por los tribunales. Menéndez hace lo mismo, pero con un texto con tono de despedida y justificando la decisión por "el enrarecido clima que se ha generado" y que "no ayuda", dice, "al adecuado funcionamiento de la institución". Ambos llegaron al cargo propuestos por grupos que ahora piden abiertamente el cese o la dimisión de Viejo, Arias de IU; Menéndez, de Foro.

Abochornado e indignado por la información "sesgada, parcial, desleal y adulterada" que el síndico mayor proporcionó el lunes a la Junta, Antonio Arias acusa contundentemente a Viejo de "mentir con sus medias verdades" y reprueba, "con sorpresa no exenta de humana indignación", su actitud en la comparecencia de anteayer ante la Comisión de Hacienda de la Junta. Acudía el síndico mayor, a requerimiento de la oposición parlamentaria, a dar explicaciones sobre las sentencias que anulan los métodos de provisión de puestos de trabajo en la Sindicatura y reprueban el abuso de un sistema de selección sobre el que pesaba una advertencia contraria de la Mesa de la cámara.

El estupor de Arias viene al caso de la perseverancia con la que su superior quiso diluir su responsabilidad, resguardándose con reiteración tras la unanimidad con la que supuestamente se tomaron en el Consejo las decisiones que después serían reprobadas por los tribunales. Hace, reprocha Arias, "a los demás miembros de la Sindicatura responsables de su propia incapacidad para llevar adelante un liderazgo mínimamente participativo en un órgano colegiado".

"No se ajusta a la buena fe ni a la lealtad institucional", sigue Arias para apuntalar con pruebas sus afirmaciones, que de la última sentencia que reprueba los métodos de selección de personal de la Sindicatura "el síndico que suscribe se entere por LA NUEVA ESPAÑA, cuando llevaba un par de semanas" en poder de la institución. Colma su paciencia que en la Junta Viejo haya "escudado su desacierto" en una repetida unanimidad de las votaciones del Consejo que al decir de Arias requiere aclaración. O que necesita precisar "de buena fe lo que por malicia, torpeza o reserva mental se expuso impúdicamente ante la Junta".

Unanimidad en cuestión

Matiza el síndico que en la sesión que enjuició la relación de puestos de trabajo (RPT) ahora anulada, la del 17 de febrero de 2017, "presté mi voto afirmativo siempre y cuando se entendiese que asumía el criterio del Letrado Mayor (de la Junta) y pregunté expresamente a la secretaria general y al síndico mayor si con este proyecto se cumplía tal criterio, a lo que se me respondió afirmativamente, y concluí que daba un voto de confianza a ambos, esperando que no se me hubiera mentido".

La constatación de que el síndico mayor "ha defraudado" aquella confianza y ha querido imputarle después parte de la responsabilidad de las consecuencias de la decisión lleva a Arias a cargar con dureza contra el máximo representante de la Sindicatura y contra sus hábitos de gestión. y a ofrecer "mis sinceras disculpas en todo lo que me concierne por la bochornosa situación a la que nos ha conducido la citada comparecencia" del síndico mayor en la Junta.

La coartada de Viejo tomó el camino de la disgregación de la responsabilidad también al valorar los fracasos sucesivos que, según su propia expresión, dejaron durante diez años "varada" la relación de puestos de trabajo de la institución. "Imputa al Consejo que le haya devuelto durante años los borradores de RPT", afirma Arias, "cuando la labor del síndico mayor es alcanzar acuerdos y valorar las indicaciones de los restantes síndicos, porque la voluntad de nuestra ley constitutiva es que exista un órgano colegiado real y no un presidencialismo sordo ante las advertencias de ilegalidad".

Sin exteriorizar tal grado de descontento, Miguel Ángel Menéndez afirma en un comunicado más escueto que "siempre ha sido mi voluntad que el desempeño de mis cometidos como síndico estuviera presidido por un principio de leal colaboración, tanto interna como externamente, con la Junta". Destaca "el capital humano" como el patrimonio más valioso de su institución y también pone el cargo en manos de la cámara en repulsa "por el enrarecido clima que se ha generado" tras la comparecencia del síndico mayor en la Junta.