Mariano Marín entró en la Delegación del Gobierno prometiendo dejar "la puerta de esta casa siempre abierta". En su toma de posesión al frente de la representación institucional del Ejecutivo estatal en Asturias, el nuevo inquilino de la sede de la plaza de España quiso proponerse como "un delegado cercano, que además de los despachos esté en las calles", "accesible para todos los asturianos que precisen la resolución de un problema". Su puerta estará abierta, precisa, "para hablar y acordar sobre todo aquello que redunde en el interés general de los asturianos" y su sentencia enlaza con su sensación de que ese objetivo sólo se alcanzará "con la colaboración fluida entre administraciones".

Dialogará con todos, dice, en la conciencia de que "todos somos Estado", y hace nada más entrar apología expresa de la sintonía y el entendimiento entre administraciones distintas, pero compromete todos sus afanes también en "trasladar con la máxima transparencia y rigor las políticas del Gobierno de Mariano Rajoy, un Ejecutivo experto, eficaz, sensato y dialogante que ha abordado con éxito un amplio y profundo paquete de reformas que ha conseguido sacar a los españoles de una de las mayores crisis de su historia".

En un acto bajo presidencia de la vicepresidenta del Gobierno de España, Soraya Sáenz de Santamaría, Marín juró el cargo con la mano derecha sobre la Constitución ante un auditorio con la plana mayor de la política asturiana, la del Ejército y la Policía y la de Iglesia, la judicatura o la empresa. Se situó a continuación enfrente del reto que le plantea un momento "clave", ante los "desafíos que calificó de "gigantescos" que le ofrecen un país necesitado de "profundizar en las reformas en muchos ámbitos" y una región que pretende lograr "más y mejor empleo, o que nuestras infraestructuras se modernicen", o que "los jóvenes tengan más oportunidades y más bienestar los mayores...".

Colaboración fluida entre administraciones

El desmenuzado de promesas que jalonó la primera intervención pública de Mariano Marín desde su acceso al cargo no concluyó sin un compromiso de tratar de prolongar los logros obtenidos hasta ahora mediante "la profesionalidad y entrega de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Ellos han conseguido dotar a Asturias de uno de los niveles más altos de seguridad de España" y el nuevo delegado involucra su mayor empeño, remató, en la necesidad de perseverar en el tránsito permanente por ese camino.

La vicepresidenta del Gobierno hizo una intervención pegada a la actualidad del día en el que el Ejecutivo registró en el Congreso su proyecto de presupuesto. Antes, no obstante, Soraya Sáenz de Santamaría quiso tener un reconocimiento para los "treinta años de servicio público" de Gabino de Lorenzo, delegado del Gobierno saliente y ausente en la jura del cargo de su sucesor, pero también un encargo para el nuevo adjudicatario del cargo: prolongar el "diálogo" entre administraciones y el "buen entendimiento" que reconoció que existe entre el Gobierno popular de España y el socialista del Principado. Sáenz de Santamaría subrayó, en presencia del presidente autonómico, Javier Fernández, que es ese "el camino que debemos mantener y cultivar".

Llega Mariano Marín "en una etapa crucial donde el consenso y el diálogo deben ser fluidos". Eso le dijo ayer la Vicepresidenta, porque "sólo desde lo que nos une podremos construir al servicio de todos". En este momento que ella define "de consolidación del crecimiento y el empleo", "la palabra y el hecho de tender puentes es más importante que nunca" y por eso, aquí otro encargo para el alto cargo que llega, "esta Delegación del Gobierno debe ejercer como motor político de búsqueda de las soluciones para Asturias".