"Mi trabajo no se regala". Ese lema se ha convertido casi en un mantra para los cientos de pequeños creadores asturianos que desde hace meses tratan de hacerse un hueco en el mundo de las redes sociales y que se han dado de bruces con el mundo de los influencers. Artistas de Gijón, Oviedo o Navia que crean animaciones o elementos decorativos reciben desde hace meses cientos de correos de supuestos influencers que les ofrecen "colaboraciones gratuitas". "Quieren que les regales tus productos a cambio de que te publiciten y eso te lo piden a veces personas que hasta tienen menos seguidores que tú mismo", cuenta la creadora asturiana responsable de "Mimalcriada". "Recibimos este tipo de peticiones hasta una vez por semana", relatan Aida Lucas y Joaquín González de Ole Tus Huellas.

Pero no todos se niegan a seguir este tipo de prácticas. Alguno acaba cayendo en "la trampa" de este tipo de prácticas poco éticas. Quienes han llegado a colaborar con "famosos" de todo tipo reconocen que al final no sale rentable (y que desde luego que no van a repetir experiencia). "Es verdad que puedes subir seguidores pero eso no se refleja en tus ventas por lo que al final tampoco te sirve", reconocen quienes han hecho "regalos" de a varios tipos de influencers.

El movimiento de este tipo de "famosos" estalló hace meses con la popularización de Instagram, la red por excelencia de este tipo de personajes influyentes. "Es verdad que si alguien muy famoso pone una de tus creaciones puede ser bueno para el negocio pero es un caso entre un millón", afirma Sara Candanedo.

Instagram es, añaden desde "Ole tus huellas", una red social que hay que coger con alfileres. "Al final todo se compra. Puedes hacerte con seguidores, me gustas y hasta con comentarios por lo que es probable que la gente que se vende como muy influyente lo sea menos de lo que dice. Nosotros preferimos regalar a clientes fieles y que nos gastan dinero, eso lo tuvimos claro desde que empezamos la empresa", señalan desde esta firma asturiana haciendo hincapié que, además, muchos de los que se definen como "influencers" piden colaboraciones para luego "revender los productos que les dan las marcas y así sacar un beneficio económico". "Además si la gente se da cuenta de que la persona a la que sigue tan pronto saca una marca como otra y que vive de eso ya sabe que es publicidad y eso genera rechazo", enfantizan.