Once mil novecientos euros vale el campanu de Asturias. El primer salmón del año lo capturó ayer pasado el mediodía el ribereño Juan Antonio González, "El Sastrín", de Ribadesella. El ejemplar, de 87 centímetros de largo y siete kilos ciento cuarenta gramos de peso, salió en El Arcu, en el río Sella, cinco horas después de abrirse la pesca y tras una falsa alarma que hizo correr como la pólvora la noticia de que el campanu ya había sido capturado, y resultó que lo que había pescado un ribereño no era más que un plástico.

El restaurante El Campanu de Cangas de Onís fue el que se llevó la pieza, pagando por ella 11.900 euros, en una subasta que estuvo muy reñida hasta el final, ya que el hotel María Manuela de Benia de Onís también apostó fuerte por el pez, pero finalmente optó por no subir la última cifra que ofreció el restaurante cangués.

El Sella daba ayer el único campanu de la jornada y nada más saberse que había sido este río el afortunado comenzaron las dudas sobre dónde se llevaría a cabo la subasta

El Sella daba ayer el único campanu de la jornada y nada más saberse que había sido este río el afortunado comenzaron las dudas sobre dónde se llevaría a cabo la subasta. Finalmente, el pescador, que es quien tiene la última palabra, decidió que la puja se hiciese en Cangas de Onís, ante la desolación de los organizadores de la feria del salmón de Cornellana, donde históricamente se ha subastado siempre el primer salmón del año hasta que hace siete años el Ayuntamiento de Cangas de Onís decidió hacer su propia subasta del campanu del Sella. La casualidad quiso que ayer el del Sella fuese también el primer salmón de Asturias y la polémica estuvo servida. De hecho, durante toda la subasta la guerra abierta entre Cornellana y Cangas de Onís estuvo patente. "¿Te comprometes públicamente a que si el año que viene vuelves a sacar el campanu se subastará aquí?", le preguntó Ángel Lueje Corral, que dirigía la puja, y Juan Antonio González dijo que sí, ganándose la ovación del público, aunque también añadió que agradecía a los organizadores de la feria de Cornellana haberse puesto en contacto con él para ofrecerle vender el campanu en la localidad salense. El pescador del campanu de Asturias tuvo muchas presiones ayer para decidir dónde vendería su pieza.

Adrián Mori, hijo de Borja Mori, uno de los propietarios del restaurante El Campanu, fue el que ayer hizo las veces de pujador en la subasta. Con 22 años se le notaba nervioso y algo cohibido, pero aseguraba: "Me gusta tener la oportunidad de coger el testigo de mi padre".

El ribereño Juan Antonio González, socio fundador de la sociedad de pescadores El Esmerillón, fue también quien el año pasado sacó el primer salmón del Sella, que se pagó mejor que el campanu de Asturias. "Esto es como si te toca la lotería dos veces. Estoy muy agradecido, porque uno no va al río por dinero, sino por sacar el primer salmón, ya que tiene un valor muy especial; hoy es un día muy importante", dijo "El Sastrín".

Los ríos salmoneros asturianos amanecieron ayer plagados de aficionados a la pesca del salmón que intentaron hacerse con el campanu. Pero sólo el Sella tuvo un día de suerte.

Cientos de pescadores se acercaron ayer a probar suerte en los ríos asturianos en un domingo muy esperado, el 15 de abril, cuando se abrió la temporada de pesca con muerte, que se prolongará hasta el próximo 15 de julio.

Sin embargo, las predicciones de los ribereños, que llevaban días apuntando a que las condiciones de los ríos no eran las más favorables para que pescasen los salmones, acertaron. Solamente salió el campanu del Sella, y ni el Narcea, ni el Esva ni el Eo trajeron la suerte a los ribereños.

Atrás quedan los tiempos en que "los salmones tapaban las piedras y no te dejaban ver el fondo del río", aseguraba con tristeza ayer un pescador aficionado en Puente Quinzanas, en el concejo de Pravia.

Asturias cuenta con nueve mil licencias para la pesca del salmón, pero las cifras del número de peces en las riberas descienden desde hace muchos años. Ayer muchos de los pescadores solicitaban abiertamente al Principado que se lleven a cabo actuaciones para mejorar las riberas. "Cuando vas a pescar a Cantabria da gusto, está todo muchísimo más cuidado", comentaba Alfonso Alonso con un compañero desde el puente sobre el Narcea en Quinzanas. A pesar de las escasas posibilidades de hacerse con un salmón, las riberas eran ayer un hervidero de aficionados a la pesca, que esperan cada año impacientes que se abra la temporada. "El río te da muchas cosas más, al final pescar o no es una anécdota. Vienes, te relajas, olvidas los problemas, y te comes la tortilla y el chorizo con los amigos en el río", asegura Marino López.

Asturias inició ayer su temporada de pesca con muerte y sólo el Sella dio el campanu. Pero los pescadores no pierden la esperanza. Son gente paciente.