Una ponencia sobre "Asturias y Galicia en la Alta Edad Media" a cargo del historiador de la Universidad de Santiago de Compostela Fernando López Alsina sirvió ayer para inaugurar en el monasterio de Santa María de Valdediós las II Jornadas de historia: "La monarquía asturiana (718-910)", que se desarrollan hasta mañana en Villaviciosa y Oviedo.

La intención de las jornadas, según apuntó el coordinador de la Universidad de Oviedo, Lorenzo Arias Páramo, es la de poner en común los avances registrados en diferentes disciplinas como la arqueología o el arte y que contribuyen a entender mejor los casi dos siglos de reinado astur.

En la inauguración tomaron parte el rector de la Universidad de Oviedo, Santiago García Granda, y el presidente de la Fundación José Cardín Fernández, José Cardín Zaldívar, por ser las instituciones a las que representan las impulsoras de la iniciativa. Ambos pusieron de manifiesto la importancia de contribuir a que el público general "tenga y retenga" más información sobre los reyes asturianos, justo en el año en el que según la tradición se cumple el decimotercer centenario de la batalla de Covadonga. "La historia de España es imposible de entender sin la historia del reino de Asturias",dijo Zaldívar.

De presentar al primer ponente se encargó la directora del área de extensión universitaria, María Álvarez, quien puso en valor el rigor de los estudios sobre historia urbana llevados a cabo por Alsina. El catedrático en Historia medieval calificó de "apasionantes" las jornadas antes de abordar un tema tan peliagudo como es el del momento de la formación territorial de Galicia y Asturias, tal casi como hoy se conoce.

Alsina indicó que fue el rey Alfonso II quien rompió con el modelo que centraba la máxima autoridad en Toledo (entonces bajo el influjo del emir de Córdoba) para poder poner una sede regia y episcopal en Oviedo, valiéndose de la figura de los condes. "Este éxito hubiera sido imposible si el núcleo astur no se hubiera apropiado de la figura del Apóstol Santiago como protector del rey, el clero y el pueblo para la recuperación de Hispania", aseguró. "Alfonso II vincula el centro político a Oviedo y el espiritual a Santiago. Se reedifica la iglesia de San Salvador de Oviedo con doce altares, uno para cada apostol", concluyó.