Un preso de la cárcel de Asturias aceptó ayer una condena de dos años de prisión por introducir en el centro penitenciario poco más de 11 gramos de cocaína, con la intención de venderlos a los otros reclusos. El acusado se enfrentaba a cuatro años de cárcel, pero aceptó declararse culpable después de que el ministerio público redujese su petición de pena, al contemplar la atenuante de drogadicción. Y es que el acusado, defendido por la letrada Patricia García Álvarez, es toxicómano crónico.

Los hechos por los que era juzgado se remontan al 17 de enero de 2017, cuando el acusado ingresó en la cárcel precisamente por un delito de tráfico de drogas. Los funcionarios registraron sus pertenencias y encontraron 11,63 gramos de cocaína en un calcetín. La droga formaba parte del alijo por el que fue enviado a prisión. La droga es un mal endémico en el interior de la cárcel, donde entra a través de los presos que ingresan o llegan de permiso, o a través de familiares, durante los encuentros vis a vis.