Asturias tenía una estructura social consolidada, con unas élites muy definidas, y disfrutaba de desarrollos urbanos y viarios fruto de un profundo proceso de romanización, antes del nacimiento del Reino de Asturias, a principios del siglo VIII. Estas son algunas de las conclusiones de la fructífera sesión de clausura de las II Jornadas de historia: la monarquía asturiana (718-910), que organizan la Universidad de Oviedo y la Fundación Cardín y que se desarrolló en el Edificio Histórico de la Universidad.

El debate en torno al origen de Oviedo centró buena parte de las sesiones. José Avelino Gutiérrez, catedrático de Arqueología de la Universidad de Oviedo, abrió la jornada con una ponencia en la que analizó el territorio asturiano en los años previos al origen del reino. Apoyándose en los resultados de las excavaciones arqueológicas, Gutiérrez invitó al nutrido público a "desechar el tópico del indigenismo", ya que en época romana Asturias era "una región muy similar, en muchos aspectos, a las de cualquier otra parte del mundo antiguo". El arqueólogo incidió además en que la región tenía fuertes relaciones comerciales con el Mediterráneo oriental y con Aquitania.

El también arqueólogo Rogelio Estrada profundizó en el discurso de Gutiérrez centrándose en el caso de Oviedo, cuyo origen asocia al cruce de dos arterias de comunicación romana y a otras cualidades del lugar: una buena situación geoestratégica, una orografía que la hacía fácil de defender, una buena orientación y la abundancia de agua. Estrada analizó además la fuente de Foncalada, en relación con la que él mismo excavó en el solar de la ampliación del Museo de Bellas Artes, y concluyó que cree que "es inapelable la naturaleza romana de este vestigio".

Por último, Alejandro García habló de las excavaciones del castillo de Gauzón, que coordina con Iván Muñiz. Un enclave que, igualmente, tendría un origen en la tardoantigüedad y no en época de Alfonso III, cuando se habría reforzado la estructura, convertida ya en una ciudadela fortificada.