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Sogepsa: el juguete abandonado

Las pérdidas por el empeño del Gobierno en que la sociedad vendiera suelo industrial hundieron a la entidad, de la que antaño se sirvió el Principado

Estado del polígono de Bobes, abandonado y tomado por los plumeros de la Pampa. M. MENÉNDEZ

"Sogepsa no es un chiringuito infecto" y "es una injusticia que la miren con asco, como si fuera un activo tóxico". Quien pronunció esas dos frases conoce a la perfección las interioridades de la Sociedad Mixta de Gestión del Suelo del Principado de Asturias y las circunstancias que rodearon su hundimiento, hasta llegar a su actual situación financiera, con más de 150 millones de euros de deuda y un futuro incierto. Sogepsa, según esta versión, no ha sido más que un "ente instrumental", utilizado por el Gobierno del Principado para ejecutar sus planes. Unos planes "muy arriesgados", que han significado "aplausos y medallas" para el Instituto de Desarrollo Económico del Principado de Asturias (Idepa) y "palos y deudas" para Sogepsa, empresa a la que se ha relacionado con supuestos "pelotazos" y a la que ahora "todos han dejado tirada".

El origen de la deuda

La Administración autonómica concedió a Sogepsa préstamos a largo plazo por valor de 157,4 millones de euros, para que afrontara los vencimientos de sus deudas financieras, según un informe de la Sindicatura de Cuentas del Principado de Asturias emitido en diciembre de 2016. Esos préstamos fueron autorizados por el Ejecutivo como gastos plurianuales para el período 2013-2021. Además, el Principado ha concedido avales a Sopegsa por valor de 114,1 millones correspondientes a préstamos bancarios.

El rastro del dinero

La mayoría de la deuda procede del dinero que se "comió" el polígono industrial de Bobes, en Siero. Otro "bocado" importante fue del polígono de La Lloreda, en Gijón. Y un pequeño "mordisco" corresponde al polígono de Barres. Pero fue Bobes el que supuso "la puntilla para Sogepsa". El que estaba llamado a ser el gran parque empresarial del área metropolitana central se quedó en el limbo en el año 2012, cuando la empresa adjudicataria, una unión temporal de empresas (UTE) integrada por FCC, Alvargonzález y Sardesa, paró los trabajos, tras exigir sin éxito una revisión de los precios y el pago de la deuda de Sogepsa, entrar en preconcurso de acreededores y recurrir a los tribunales.

El varapalo judicial

Los jueces cifraron en 8,6 millones la deuda de Sogepsa con la UTE. Hace dos años los dos litigantes alcanzaron un acuerdo: Sogepsa pagaría antes del 31 de diciembre de 2017 medio millón de euros con cargo a su tesorería y el resto sería devengado de las cantidades que ingresara por la venta de parcelas, de acuerdo a unos porcentajes que oscilaban entre el 15 y el 50 por ciento. Pero Sogepsa no lo pudo pagar todo, así que entró en vigor la segunda parte del acuerdo: la parte de la deuda que no hubiera pagado a la UTE debía ser satisfecha en tres plazos de igual importe, a pagar el 31 de diciembre de 2017, antes del 31 de marzo de 2018 y antes del 28 de febrero de 2019. Y todo ello con un interés anual añadido del 1 por ciento.

El agujero económico

Más de 140 millones de euros de la deuda de Sogepsa se corresponden con suelos industriales. Esto significa que si Sogepsa hubiera seguido dedicándose únicamente a suelos residenciales, como hacía en un principio, sería una "empresa totalmente viable", que tendría, como mucho, una deuda de siete u ocho millones. Cantidad perfectamente asumible y equiparable a la de muchas empresas, sobre todo porque Sogepsa aún genera ventas por valor de entre 3 y 5 millones al año. El problema es que todo el dinero ingresado se va directamente para pagar: a la UTE, los intereses de la deuda bancaria y los avales del Principado.

Un "capricho" político

"Sogepsa no se volvió loca de repente", ni fueron sus dirigentes los que se empeñaron en que la empresa comercializara suelo industrial, sino los del Principado. Los accionistas privados de Sogepsa dijeron inicialmente "no", pues consideraban "muy arriesgado" vender suelo industrial en un momento en el que ya estaba encima la crisis económica. Pero los mandatarios del Principado lanzaron un mensaje tranquilizador: "No os preocupéis, si el suelo industrial genera pérdidas las sumirá el Idepa", vinieron a decir, a la vez que anunciaron que avalarían los créditos bancarios de Sogepsa. Todo arreglado. De momento.

El "no" de Sepes

Sogepsa buscó en un primer momento la ayuda de Sepes Entidad Pública Empresarial de Suelo, un organismo público dependiente del Ministerio de Fomento, para desarrollar el polígono de Bobes. Pero Sepes rechazó su participación en un proyecto que consideró "excesivamente complejo". La empresa estatal estaba "acostumbrada" a expropiar a unos pocos propietarios miles de hectáreas de suelo en otras zonas de España, "propietarios que encima acaban aplaudiendo"; pero en las 100 hectáreas de Bobes había cerca de 600 propietarios, y muchos conflictos a la vista. "Mejor no", dijo Sepes. No se equivocaba: en Bobes, la operación de suelo industrial pendiente más importante de Asturias, están ahora mismo "enterrados" más de 60 millones de Sogepsa.

El hundimiento

Dos factores resultaron capitales en el desmoronamiento de Sogepsa. Uno, la crisis económica, que provocó una estrepitosa caída de la venta de suelo industrial; entre otras razones, porque hubo una "mala planificación" y había "exceso de oferta". Dos, el retraso de las obras de Bobes, una circunstancia que tuvo "mucho que ver" con otro "capricho" de los dirigentes del Principado: acometer "a la vez" la urbanización del parque empresarial sierense y la duplicación de la AS-17, que lo atraviesa, para convertirla en la AS-III, la anunciada Autovía del Acero o de los Polígonos. Ocurrió que a los mandatarios regionales se les "ocurrió" que el desdoblamiento de la AS-17 podría hacerlo Sogepsa... gratis. Así que empezó la espera por los estudios, proyectos y demás trámites, lo que acabó de desabaratar la obra. El resultado, "a finales de 2012 marcha la UTE y casca Bobes". El sueño acababa en pesadilla.

Los pactos con el Idepa

"A Sogepsa le tocan las expropiaciones, el curro, mientras que el Idepa se lleva las medallas y se va de rositas", señalaron las fuentes consultadas. Sogepsa e Idepa han firmado varios acuerdos por los cuales esta debe compensar a aquella por las pérdidas que genere la promoción de suelo industrial. El primer acuerdo fue suscrito en 2002 por el Instituto de Fomento Regional (IFR), predecesor del Idepa, y el último data del 10 de noviembre de 2009, y fue rubricado en Oviedo por Graciano Torre, entonces presidente del Idepa, y Francisco González Buendía, en aquel momento presidente del consejo de administración de Sogepsa. El acuerdo establece que el Idepa compensará a Sogepsa por cualquier "alteración del inicial equilibrio entre costes soportados y los ingresos efectivamente obtenidos de la promoción". Entonces, ¿por qué no se cumple ese compromiso? Porque Sogepsa debe justificarlo y reflejar el importe de los perjuicios. Y eso no puede calcularlo hasta que venda el suelo industrial. De ahí el "callejón" en el que se encuentra Sogepsa, que solo tiene una salida: vender suelo.

El papel de Lastra

Se cuenta en los mentideros políticos asturianos que una de las principales razones, si no la que más, de la dimisión de la anterior consejera de Infraestructuras, Belén Fernández, fue su gestión en Sogepsa. Su sustituto, Fernando Lastra, ha intentado desde el primer momento buscar una salida airosa para Sogepsa, sin quebrantar los acuerdos, las obligaciones y los compromisos previos. Una de sus propuestas fue que Sogepsa tuviera protagonismo en la futura área metropolitana, pero solo halló negativas en la oposición, y ningún apoyo dentro de los actuales gobernantes de su partido en Asturias. La línea de crédito del Principado está dando "oxígeno" a Sogepsa y le permite hacer frente a las deudas bancarias, pero lo poco o mucho que genera la empresa se va para "tapar agujeros", así que "si antes estaba a punto de morir ahogada, ahora está cerca de la inanición". Y "siempre al borde del milagro", añadieron las fuentes citadas.

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