Por uno de los costados de la sede de la Federación Socialista Asturiana en Oviedo corre la calle Fraternidad. Dentro, sin embargo, el afecto, la hermandad y la comunión de intereses van a tardar un poco más. Allí, ayer, el secretario general de la FSA, Adrián Barbón, abrió y cerró la reunión del Comité Autonómico, máximo órgano del partido entre congresos, con dos reprimendas del mismo tenor contra los que hacen ruido hacia fuera y airean la pendencia interna del partido amparados en el anonimato de un sector crítico que habla, les afeó, sin identificarse con nombres y apellidos.

Al principio y al final del cónclave, al justificar su decisión de adelantar las primarias del otoño al 10 de junio para tratar de sosegar a la organización, Barbón les advirtió dos veces de que así "nos estamos haciendo daño". Lamentó que haya habido "debates públicos que no giran sobre los problemas de Asturias, sino sobre nosotros mismos, y eso no me gusta", y recordó que para eso tiene la FSA "órganos de debate como éste". Los destinatarios sabían quiénes eran aunque tampoco él los nombrase, pero el secretario general quiso dejar ver que tiene enfrente a una facción cada vez más "minoritaria" y la atacó con elogios, sacando del saco de sus diatribas a quien fue su antagonista en las primarias a la secretaría general, José María Pérez, que con su reciente apuesta por un candidato "sin confrontación" se ha ganado, dijo Barbón, su reconocimiento.

El "ya vale de hablar de nosotros mismos" y el "hay un tiempo para decidir, después todos aceptamos el resultado", fue el mensaje de salida del secretario general, su manera de llamar a la unidad y al empuje conjunto en dirección al futuro. El emplazamiento a concentrarse en la construcción de un "programa de gobierno ambicioso" que permita al PSOE ganar las elecciones de 2019 no evitó el afloramiento de la discordancia, más bien dio la salida a un debate entre facciones muy enfocado por momentos hacia la estrategia electoral en el que Barbón no desveló aún su intención de concurrir a las primarias que decidirán el próximo candidato socialista a la presidencia del Principado. Obviamente tampoco se negó, como hizo varias veces antes y después de su acceso a la secretaría general de la FSA. Lo que sí pasó fue que entre los 31 turnos de palabra que se pidieron en el cónclave, con mayoría de intervinientes del sector afín a la dirección, hubo unos cuantos secretarios generales, bastantes, que tomaron la palabra para pedirle expresamente el paso al frente. Se lo reclamaron desde Llanes, desde Avilés, desde San Martín del Rey Aurelio? Era el arranque de lo que quiere ser un impulso desde la militancia para "sacar a bailar" al líder de los socialistas asturianos. La petición venía, dijeron, en nombre de las agrupaciones locales, en un movimiento de impulso que a los ojos de una parte del sector crítico pareció excesivamente coreografiado.

Y él, ¿qué? Barbón eludió el asunto de su probable candidatura en el parlamento que dio inicio al cónclave, única parte pública de la reunión. Después, cuando ya a puerta cerrada respondió a los apoyos explícitos de sus afines, se puso en posición de "escucha", manteniendo una duda que aplaza un asentimiento que se da por hecho y que sólo espera ya el momento más oportuno para hacer el anuncio en plena observación de los movimientos del bando antagonista.

Ayer, después de meses de discusión a distancia, se vieron las caras y se escucharon las voces. No las hubo discordantes con la elección del 10 de junio como fecha para las primarias, tampoco afloraron las críticas al "dedazo" con el que el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ungió a Barbón como candidato durante su última visita a Asturias. Sí se escucharon algunas opiniones contrarias al modelo elegido, en el que sólo votarán los militantes -en este punto protestaron en privado los que también lo hicieron en público, entre otros los representantes de Juventudes Socialistas- y se justificó alguna crítica en torno a la política energética, pero el debate se encendió una vez más, sobre todo, a cuenta de la decisión del partido de abrazar la cooficialidad del asturiano como objetivo político

Algunas de las intervenciones del flanco crítico, entre ellas la del consejero de Infraestructuras, Fernando Lastra -único representante del Gobierno en el cónclave-, volvieron a pedir prudencia al aplicar el mandato del último congreso de la FSA y cuestionaron de nuevo su encaje con la postura tradicional del PSOE al respecto. Dejaron ver asimismo cierta inquietud por la eventual erosión que esta decisión pueda ocasionar en el electorado socialista de cara a la cita con las urnas del próximo año y terminaron dejando la discusión donde estaba. El secretario general les respondió acogiéndose a las decisiones que por amplia mayoría adoptó el congreso socialista del pasado otoño y después de recordar que allí también se rechazó la posibilidad de someter el asunto a una consulta de la militancia anunció que en todo caso el modelo de cooficialidad que defenderá la FSA deberá ser discutido y aprobado en el seno del comité autonómico.

Al final, el comité autonómico se levantó sin desvelar las dudas sobre los nombres de la pugna de las primarias, aunque Barbón coleccionó apoyos y en el sector crítico hay quien observa poco ánimo para un proceso con más de un candidato.