La marejada interna contra los planes de la dirección federal de Izquierda Unida de reestructurar la configuración de la organización cristalizó ayer en un manifiesto que pide a la cúpula que dirige Alberto Garzón autonomía sin ataduras para las federaciones territoriales y respeto a la "independencia, presencia y necesidad" de IU. El texto, que acusa al equipo directivo de pretender "disolver la estructura federal de IU" y cuestiona la evolución de la confluencia con Podemos, tenía ayer cerca de cuatrocientas firmas que empiezan a consolidar a la asturiana de transformar el partido en un "movimiento social" previa renuncia a las siglas y centralizar la gestión económica.

Por mucho que también en la región haya disidencia y voces discordantes, aunque en la lista de firmantes no estén todos los que son, ayer era la asturiana la agrupación autonómica que había puesto bajo el documento más rúbricas de militantes y cargos del partido, entre ellos tres diputados autonómicos -Ovidio Zapico, María José Miranda y Marta Pulgar-, la eurodiputada Ángela Vallina, alcaldes como los de Morcín, Riosa o Illas, y un apreciable número de concejales y coordinadores locales, afiliados y simpatizantes.

No están, eso sí, ni mucho menos todos. En una nómina que mantiene abierta la recogida de apoyos aún faltaban ayer alcaldes, ediles y dirigentes significados, pero sí figuraba ya una lista que superaba el centenar y medio entre militantes, simpatizantes y dirigentes con cargo orgánico o institucional. Todos consideran acertada la petición de libertad en la toma de decisiones y la rotunda puesta en cuestión de los últimos movimientos adoptados desde Madrid. El manifiesto, titulado "Por una IU soberana, democrática y al servicio de la ciudadanía", promovido por un grupo de cargos públicos y orgánicos de IU que encabezan el diputado en el Congreso por Valencia Ricardo Sixto, el excoordinador en Baleares Eberhard Grosske y el miembro de la Coordinadora Federal José Luis Pérez Tapias, sólo cuestiona al final, pero de modo contundente, la más reciente decisión de la dirección nacional. Antes, da fe de que la "preocupación" viene de atrás y compone una suerte de enmienda a la totalidad de la política de convergencia liderada por Garzón. Con el miedo a una rendición sin condiciones ante Podemos haciendo de telón de fondo, se censura cierta sumisión a la formación morada, cuestionando "la delegación de una buena parte de la acción política e institucional en otras fuerzas o en ámbitos informales de carácter cupular" y se mira con inquietud una situación en la que "ponemos en solfa la necesidad de nuestra propia existencia". "El activismo de nuestros representantes institucionales y nuestra militancia" queda, dicen, "al servicio de otros proyectos". El documento echa en falta transparencia en la negociación con Podemos y lamenta que de cara a las elecciones municipales y autonómicas la dirección "parece querer ignorar el carácter federal de IU y las competencias de las federaciones en esta materia". Constata "pobreza democrática en el debate político interno" y denuncia "un autoritarismo creciente en la resolución de los conflictos".

Los firmantes piden por eso un debate participativo, demandan la intervención de militantes y simpatizantes en las decisiones que afecten al corazón de "la línea política e institucional" de la organización y exigen "respeto a la autonomía de las federaciones en la política de alianzas" electorales. "La independencia, la presencia y la necesidad de IU no se debate", remata. Y allí donde se decida una coalición con otras fuerzas "será imprescindible defender los intereses del proyecto político de IU, su capital humano y visibilizar nuestro trabajo en las instituciones". "No debemos esperar ni pedir permiso a que otras organizaciones decidan cuándo y hacia dónde vamos", subrayan los redactores del manifiesto, para quienes resulta innegociable que sean las federaciones quienes decidan "la manera de concurrir a los comicios y el programa a presentar".

"Por el derecho a existir"

"Estamos reclamando nuestro derecho a existir", justifica el diputado asturiano Ovidio Zapico, "y la propuesta que emana de la dirección federal no facilita los intereses de esa IU soberana e independiente que mucha gente quiere", gente a la que los firmantes quieren dar tranquilidad y dejarles claro que no se quedarán "tirados, huérfanos". El parlamentario deja claro que en la organización están comprometidos "todos los esfuerzos para el entendimiento dentro del espectro político de la izquierda" y que esos afanes se sustanciarán "en la calle, en las instituciones y donde haya que hacerlo".