Izquierda Unida, dice la amarga reflexión de Gaspar Llamazares, "no merece estar permanentemente en la duda existencial. El portavoz de la coalición en la Junta General del Principado lamentó la obligación sobrevenida de salir en defensa de la "identidad propia" de la formación, de su vocación de "oposición constructiva" con sus alternativas y su "política de alianzas en la izquierda", y sin referencia expresa a los planes de la dirección federal repitió que "no nos merecemos que nos impongan debates que no hemos provocado". Porque además, remarcó tras la reunión de ayer de la Junta de Portavoces, "no es el tiempo", porque a un año de las elecciones autonómicas y municipales, cuando "hay que aprovechar lo que queda de legislatura para conseguir que se produzcan cambios en los proyectos políticos y la gestión", la controversia interna "entorpece nuestra actividad". Porque "plantea una duda existencial", remarca, sobre la existencia de esa identidad propia de la que, a su juicio, "ninguno de sus votantes duda".

El portavoz parlamentario ha manifestado con rotundidad en los últimos días su rechazo al proyecto de la dirección federal que propugna la transformación estructural del partido en un "movimiento social" y requiere a las federaciones con personalidad jurídica, en un documento hecho público la semana pasada, "disolver o modificar el nombre del partido que tengan registrado, de forma que Izquierda Unida (y sus siglas) no figure en la denominación".