"Si fracasa el área metropolitana, fracasa Asturias", señaló Ángel García, "Cepi", alcalde de Siero, tras una reunión de la comisión de autoorganización del ente supramunicipal, celebrada ayer en Oviedo. El regidor sierense destacó que el objetivo final del proyecto metropolitano es "dar servicios de calidad y que cuesten menos a los ciudadanos". Para ello apuesta por consorciar servicios como la recogida de basuras, el abastecimiento de agua, el mantenimiento de zonas verdes e incluso, si resulta viable, las tramitaciones urbanísticas o las ordenanzas municipales.

No asistieron a las reuniones del área metropolitana, por segunda vez en una semana, los representantes del Ayuntamiento de Mieres, a causa de la controversia en torno a la ubicación del grado de Deporte, que ese concejo reclama. Sí acudieron dirigentes de Oviedo, Avilés, Gijón, Langreo y Siero; del Gobierno del Principado, con el consejero Fernando Lastra a la cabeza, y portavoces de la Federación Asturiana de Concejos (FACC) y de la Delegación del Gobierno. Lastra evitó polémicas en torno a la ausencia de Mieres y manifestó su confianza en que los representantes de ese concejo acudan a los próximos encuentros. "El área central es una realidad", resaltó.

Durante el encuentro se expusieron diferentes modelos de organización de áreas metropolitanas (Vigo, Barcelona, Eindhoven, Bilbao, Valencia...). Y se señalaron las tres alternativas principales: consorcio, convenio o protocolo. Serán los ayuntamientos los que analicen las opciones y realicen propuestas, de acuerdo a un calendario acordado ayer: análisis de propuestas en mayo; redacción del documento base en junio y julio; discusión abierta del texto y mejoras en agosto y septiembre; y elaboración de la versión final en septiembre y octubre.

Existen dos fórmulas para impulsar un área metropolitana, la "dura", de la que es fiel modelo Barcelona, y la "ligera", con Bilbao como ejemplo. El Principado apuesta por la segunda; entre otras razones, porque una fórmula "dura" implicaría la aprobación de una ley y "una imposición de arriba a abajo", mientras que Lastra prefiere una unión basada "en la voluntariedad" y construida "de abajo a arriba".

De ahí que prefiera, al menos como "punto de partida", que el área metropolitana sea "simplemente una instancia de encuentro estable entre el Principado y los ayuntamientos". Una instancia que funcione "por consenso", "sin votaciones por mayoría y sin adoptar acuerdos jurídicamente vinculantes". Un lugar de encuentro, salvando las distancias, similar a lo que empezaron siendo "el Consejo Europeo o la Conferencia de Presidentes".

Porque, las formas organizativas "duras" podrían ser "inútiles", al menos, como punto de partida, pues "representan una cesión de competencias de los ayuntamientos" y podrían "generar rechazo". No obstante, para la prestación de determinados servicios públicos o para coordinar su prestación, sí pueden ser útiles los consorcios, incluso los metropolitanos, como en Valencia, según los dirigentes regionales.