Cada vez son más los pisos turísticos de particulares que se ofrecen en Asturias para ser alquilados por estancias cortas, a través de plataformas digitales de alojamiento compartido -como Airbnb- o de alquiler vacacional -como Homeaway-, y otras comercializadoras.
En total, el Principado tiene registrados 6.202 alojamientos turísticos de este tipo, una realidad que cada vez está más de moda, pero que ha traído consigo consecuencias: una, que se ha disparado el precio de los pisos de alquiler tradicional y dos, que hay menos pisos para alquilar en el Principado.
Los profesionales del sector inmobiliario alertan de que este "boom" de pisos turísticos, cuya oferta se concentra en Gijón, Oviedo y en zonas de playa, "estallará por algún sitio", concreta Valentín Álvarez, propietario de una agencia inmobiliaria en Oviedo con más de veinte años de antigüedad.
Dice Álvarez que es hora de que el Principado ponga coto a estos alquileres turísticos, tal y como ya se ha hecho en otras comunidades, como es el caso de Baleares, donde se ha restringido este tipo de alquiler hasta prácticamente prohibirlo, al dictado del sector hotelero, que pierde muchos clientes que optan por esta nueva modalidad.
Pero los propietarios de estos alojamientos ven en el alquiler turístico una buena opción para ganar dinero sin necesidad de marearse mucho la cabeza. Son inquilinos que vienen durante pocos días, las reservas se gestionan a través de portales online que son rápidos y cómodos y, además, hay referencias de los inquilinos y de los propietarios, lo que garantiza que no haya problemas.
César Rodríguez, presidente de la Asociación de Inmobiliarias de Asturias (Asocias), concreta que "en Gijón se ha incrementado el precio de los pisos en alquiler en torno a un 8 por ciento en el último año, y está claro que este fenómeno ha tenido que ver. Además, cada vez es más difícil contar con inmuebles para disponer de ellos en régimen de alquiler". Según César Rodríguez, la ley que regula este tipo de alquileres en Asturias (decreto 48/2016 de 10 de agosto) establece unas medidas que en muchos casos no se están cumpliendo, y reclama al Principado que se intensifiquen los controles sobre este tipo de alojamientos. "Tienen que tener cédula de habitabilidad, estar amueblados, contar con electrodomésticos, disponer de un seguro de responsabilidad civil, una superficie mínima, tener dados de alta todos los suministros, estar identificados como vivienda de alquiler turístico con una placa y contar con el visto bueno de la comunidad de vecinos", recalcan en el sector.
Las normativas que rigen este tipo de alojamientos en España son diferentes en cada comunidad autónoma, y en Asturias es más restrictiva, probablemente porque ha sido también de las últimas regiones en las que se tiene que aprobar esta legislación. El auge de esta práctica preocupa a los profesionales inmobiliarios, que temen problemas futuros en el sector.
