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Cien asturianos se hacen ludópatas cada año y tardan once en solicitar ayuda

Los jóvenes juegan a las loterías, los rascas y el póker, pero el único estudio realizado en la región alerta del "boom" de la apuesta deportiva

Manuel (nombre ficticio) tiene 40 años, está casado, tiene hijos y un trabajo bien remunerado. Aparentemente lleva una vida normal, pero su oculta adicción al juego hace que todo cambie. Con el paso del tiempo, el dinero no le llega, y se las ingenia para retraer cantidades cada vez mayores de la economía familiar, a la vez que pide préstamos a familiares, amigos y conocidos. A las máquinas instaladas en los bares se suman ahora las apuestas deportivas, que están viviendo un "boom". Ya es un ludópata.

Asturias registra una media de 100 casos al año de nuevos adictos al juego. "Primero se convierte en un hábito, y el hábito lleva a la adicción. Tarda en incubar unos once años, que es cuando suelen pedir ayuda". José Ramón Fernández Hermida es profesor titular de la Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo y ha dirigido el estudio realizado para el Consejo de Juego del Principado por el Grupo de Investigación en Conductas Adictivas (UCCA) para elaborar el Programa para la prevención de la Ludopatía.

Es la primera vez que se hace un estudio sobre la ludopatía en la región. Y según el profesor Fernández Hermida, ha arrojado datos cuando menos "curiosos". Por ejemplo, si bien los datos de juego en la juventud "no son alarmantes", sí es llamativo que la mayoría asegura que juega a las loterías y los rascas, "lo que da idea de hasta qué punto el juego está socialmente admitido". Además, también admiten jugar al póker, al bingo y a apuestas deportivas. Sin embargo, lo más sorprendente es que aseguran haberlo hecho de manera presencial y sólo una minoría exigua dice jugar online. El 21 por ciento de los que admiten jugar afirman que lo han hecho con dinero.

"En teoría, el juego presencial sería imposible porque por ley está prohibido que puedan hacer incluso una quiniela. Así que esto es cuando menos contradictorio, y no hemos podido determinar dónde juegan", señaló el profesor. De ahí que hiciera hincapié en la necesidad de reforzar los controles en los centros de juego, pero también es "esencial" realizar evaluaciones anuales para ver la evolución de las medidas formativas, informativas y de prevención y vigilar así la prevalencia o riesgo entre los jóvenes.

Al alcance de la mano

La ludopatía no existe entre los jóvenes, pero la presión a través de la publicidad y la proliferación de los centros de apuestas deportivas electrónicas puede hacer que la adicción al juego se convierta en un problema para muchos de ellos a medio y largo plazo.

"Lo previsible es que en pocos años haya más chicos con problemas, porque le ponemos todos los medios al alcance de la mano, y además, los que admiten jugar, declaran que tienen recursos económicos para hacerlo por la asignación económica que les dan sus padres", señaló el director del estudio.

La situación está detectada y ahora, según Fernández Huerta, es necesario establecer sistemas de alerta en las familias y en los centros educativos para detectar los síntomas que pueden hacer sospechar de un problema de adicción. "Son los mismos que en el caso del alcohol y las drogas, con la diferencia de que éste es menos visible. Por eso hay que detectar si hay cambios de comportamiento, el absentismo al centro educativo, el aislamiento, si faltan cosas, dinero, en casa...", señaló.

Manuel empezó a jugar cuando aún era menor de edad. Con el paso de los años se ha convertido en un adicto. Como consecuencia ha perdido el trabajo y han surgido los problemas familiares. "Es entonces cuando la mayoría acuden a pedir ayuda especializada. Pero la clave es la prevención, para evitar llegar a la adicción", aconseja el profesor.

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