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Más casas y menos gente: los hogares solitarios se duplican en menos de 30 años

Todos los países de la Unión Europea superan el índice de fecundidad de Asturias, según un estudio

Más casas y menos gente: los hogares solitarios se duplican en menos de 30 años

Cada vez más hogares cada vez más desocupados. La Asturias envejecida y deshabitada, la del infierno demográfico, tiene hoy 100.000 casas más que hace un cuarto de siglo, pero dentro, en la paradoja de la población más decadente de España, vive mucha menos gente y más solitaria. El porcentaje de viviendas con un solo habitante, casi una de cada tres en la última estadística, se ha duplicado desde comienzos de los años noventa -del 14,5 por ciento de 1991 al 29,7 de la más reciente actualización del censo- y ha disparado hasta cerca de uno de cada dos los hogares en los que ese único residente es una persona mayor de 65 años.

La soledad que de modo gradual y a ritmo cada vez más acelerado se adueña de los modos de vida en la región incide en Asturias apreciablemente más que en los promedios de la Unión Europea, donde sin embargo ayer la conmemoración del Día Internacional de la Familia hizo aflorar esta preocupación por la demografía solitaria, el envejecimiento y el retroceso de la natalidad. Inquietan los datos aunque la media de personas por casa sea en la escala europea superior a la española y a la asturiana -2,5 en España, 2,3 en la UE, 2,2 en Asturias-, y aunque el porcentaje de mayores que viven solos sea en la UE "sólo" del 43 por ciento. En el Principado, ese indicador rebasa el 47. De las 64.000 casas de un solo habitante mayor de 65 años registradas en Asturias, nada menos que 47.000, casi tres de cada cuatro, están además ocupadas por una mujer.

Las conclusiones de un estudio a escala continental, divulgado ayer por el Instituto de Política Familiar para llamar la atención en la efemérides, y la preocupación que lo acompaña dan pie para inquietarse más por el sombrío paisaje de la familia en Asturias. La demografía declinante de la región va dejando en herencia esta paradoja en la que cada vez son más los hogares y cada vez menos las personas. En Asturias, el Instituto Nacional de Estadística (INE) contaba 351.991 viviendas en 1991, 389.402 en 2001 y 454.000 a 1 de enero de 2017. El promedio de solitarios pasó en ese tiempo del minúsculo 14,5 por ciento de 1991 al más preocupante 21,4 de 2001 y a la dramática cifra cercana al treinta del cómputo más actualizado, pero la tendencia se ve más cruda con los números absolutos: pese al descenso sostenido de la población asturiana, la cifra de hogares de una sola persona se multiplicó por más de dos desde los noventa: de los 51.183 que marcaba el recuento de 1991 a estos 136.000 de 2017.

Todo deviene de las miserias que la demografía asturiana arrastra sin descanso desde los años noventa, con los niveles de envejecimiento y natalidad invariablemente situados entre los más pobres de España. En la inmersión de los datos de Asturias dentro de la estadística europea resalta la evidencia de la enorme magnitud del problema: Asturias tiene el índice de fecundidad, el número de hijos por mujer, más escaso de España, y España la ratio más pequeña de Europa. Ningún país de la UE supera los 1,01 vástagos por mujer en edad de procrear que ponen la estadística asturiana exactamente en la mitad de la que se considera el "nivel de reemplazo generacional", 2,1 hijos por mujer.

Hubo ayer pues más motivos para la inquietud y la búsqueda de remedios que para festejar el Día Internacional de la Familia, una efemérides que el Instituto de Política Familiar aprovechó para reclamar en un acto en la sede del Parlamento Europeo más medidas efectivas de estímulo para la conciliación y la natalidad. En la presentación del estudio "Evolución de la familia en Europa 2018", el organismo civil independiente hizo explícitas las abundantes necesidades de las demografías decadentes como la asturiana y la inquietud creciente que ha emergido en Europa a la vista de las cifras que convierten éste en un problema de ámbito claramente continental. La vicepresidenta de la Federación Internacional del Instituto, Lola Velarde, reclamó la instauración de "una verdadera cultura en favor de la familia" que haga entender que "las personas no son seres aislados".

El Viejo Continente es un continente viejo, constata el informe, que llega a la conclusión de que la familia es en Europa "una institución en crisis". La de la Unión es en la actualidad, remata el estudio, "una sociedad envejecida, sin niños, con hogares solitarios, con cada vez menos familias y cada vez más rotas e insatisfechas". Sugieren una batería de medidas de abordaje de los problemas que plantean y hablan explícitamente, entre otras muchas intervenciones, de unas cuantas que pretenden facilitar la maternidad, la flexibilidad de horarios y la conciliación o de beneficios fiscales como las rebajas de impuestos en artículos infantiles o viviendas nuevas para familias, combinando eso con las ayudas directas como el impulso de una prestación por hijo a cargo que situarían en 125 euros al mes.

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