Si algún "babayu" lo llama corporativismo no dormiré esta noche. Pero llevo dos días que vivo sin vivir en mí: amonestan, ellos, al médico de la sala del 112 por ejercer su ingente labor de coordinación de Emergencias como sólo los que trabajamos en esto conocemos, manejando los escasos recursos que muy difícilmente pueden llegar a territorios impenetrables de las montañas y de las alas de Asturias, incluso con la intervención impagable de los Grupos de Montaña de Guardia Civil y UME.

El recordado humorista Forges se despidió de Asturias con una de sus viñetas inmortales en la que desfilan montaña nevada arriba varios efectivos de salvamento incluyendo un "abofeteador de idiotas". Por respeto a todos los rescatados no debo enumerar aquí todos los adjetivos calificativos que se escucharon en esos días y que probablemente inspiraron al genial Forges.

Cuánto me gustaría que se recuperase una grabación del 112 en la que esta servidora se vio obligada a ser aséptica y políticamente correcta cuando hace pocos años, en plena campaña de gripe con pacientes esperando más de dos horas para ser asistidos, se me requirió para atender a un usuario de la sanidad pública que solicitaba asistencia sanitaria porque esa noche, digamos, "se veía imposibilitado para cumplir con sus obligaciones conyugales". Y en la farmacia de guardia obviamente no se le dispensaba la pastilla al uso sin receta médica. Informado dicho usuario de que probablemente se estaba equivocando de número de teléfono, los improperios y adjetivos varios que se prodigaron en dicha grabación del 112 no fueron objeto de amonestación pública alguna hacia este contribuyente y votante por uso indebido de la sanidad pública.