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La abogacía pide que los colegios apliquen técnicas de mediación para frenar el acoso

El modelo de diálogo y negociación supone un ahorro económico, emocional y psicológico frente al litigio judicial, sostiene

Por la izquierda, Susana Campo, Lucía Iglesias, Lucía Moro y Mayte Méndez. DEL OLIVO

"La mediación escolar ayudaría a prevenir el acoso escolar ('bullying'), a evitarlo, a que las víctimas encuentren una vía, alguien con quien hablar para buscar y encontrar una solución". La abogada Susana Campo Izquierdo lleva años dedicada a la mediación con especial dedicación a los menores y a las familias. "Es una herramienta que en Asturias aún no prospera, pero eso es una carrera de fondo y con el tiempo confío en que avanzará como está ocurriendo en otras comunidades autónomas", asegura.

Campo Izquierdo participó ayer en las jornadas de puertas abiertas sobre mediación organizadas por el Colegio de Abogados de Oviedo, y que dirige Lucía Iglesias Gil. También participaron Lucía Moro Mijares, del Colegio de Abogados de Madrid, y Mayte Méndez Valdivia, profesora titular de Psicología Social de la Universidad de Oviedo, mediadora y coordinadora del programa de mediación familiar intrajudicial de Oviedo.

La mediación consiste en aplicar una serie de herramientas con las que el mediador encauza a los implicados en un conflicto para que lleguen a un acuerdo sin que necesariamente tengan que llegar al juzgado, más allá que para ratificarlo si se da el caso. Así, es válido desde la negociación en un divorcio, en un conflicto entre vecinos, por una herencia y, por supuesto, entre niños y adolescentes. "Aplicar la mediación supone un menor gasto económico a las partes implicadas y sobre todo un menor desgaste emocional y psicológico que ir a un juicio", explicó Campo Izquierdo.

Proyectos piloto

El mediador es una tercera persona neutral que no impone sus criterios ni se decanta por ninguna de las partes. Lo que hace es utilizar herramientas para ayudar a rebajar la tensión y avanzar en la negociación. Por ejemplo, en la expresión verbal, o en el tono. "No es lo mismo decirle a alguien que es un vago que decir que no ayuda en las tareas domésticas. La diferencia entre expresarse de una manera o de otra ayuda al acercamiento", asegura la especialista en mediación.

Empezar a aplicar este tipo de prácticas en los centros escolares es "fundamental" de cara al futuro, añade Campo Izquierdo. "Se trata de enseñar a los menores métodos para saber qué harían en determinadas situaciones. Lo más difícil es conseguir que cuenten cómo se sienten, que se autoanalicen, y ponerlos en la situación de cómo se tiene que sentir la otra parte. Es tener que reconocerse a uno mismo".

El proyecto ya se puso en marcha en algunos centros hace unos años, pero acabó desapareciendo por falta de apoyos y de medios. El plan consiste en seleccionar alumnos mediadores, a los que se forma para que puedan ejercer como tal y que sean reconocibles para sus compañeros. "Son 'compis' a los que recurrir cuando se tiene un problema y a ellos se les ha enseñado cómo actuar, con quién hablar y cómo intentar que las partes implicadas dialoguen, se expliquen y puedan llegar a un acuerdo. Las experiencias que hemos tenido resultaron exitosas, porque los chavales se sienten acompañados y eso le da tranquilidad", explicó la experta. También se trabaja con los jóvenes para que a los alumnos mediadores se les vea como aquellos que pueden resolver un problema, y no como a "chivatos".

Pero para todo esto es fundamental el apoyo del centro, que "ofrezca espacios, medios y un reconocimiento público a los mediadores para que sientan que su esfuerzo se agradece. Eso anima también a otros a incorporarse a ese papel". Uno de estos talleres se realizará hoy en el colegio Dolores Medio de Oviedo.

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