Los aficionados a la pesca marítima de recreo se sienten "abandonados", "desprotegidos" y, en cierto modo, "perseguidos" por la Administración. Son más de 100.000 practicantes en Asturias, más del 10 por ciento de la población de la región. Y, según afirman, los ingresos que genera están a la par de los de la pesca profesional, pero el Gobierno del Principado "solo parece tener ojos" para las cofradías, sin darse cuenta de que en el mar "hay sitio para todos", señalan en tono de queja.

La pesca recreativa incluye en Asturias tres tipos de licencias administrativas: desde embarcaciones de recreo; submarina; y desde costa (a pie) con caña o mediante marisqueo en pedreros. Tiene un impacto en la economía regional "muy importante", pero "no hacemos valer nuestros derechos", señala Constancio Herrera, pescador submarino y secretario y socio fundador del Club Apnea. "Pescamos poco y aportamos mucho a la sociedad", añade.

Herrera destaca que tanto la Carta Europea del Litoral como la Carta Europea del Deporte apoyan a los aficionados, pues obligan a las administraciones locales a favorecer que la población "acuda a relajarse y disfrutar de las costas", y que la pesca marítima de recreo supone, según recogen textualmente los documentos de la Unión Europea, "un soporte de las actividades económicas y sociales, creando empleo en las poblaciones residentes en el litoral".

Más respeto

La costa cumple "una función indispensable para el recreo físico y psíquico para las poblaciones de las regiones continentales, sometidas a la presión creciente de la vida urbana" y es "un lugar esencial" para las "satisfacciones estéticas y culturales", y para "los sueños de la gente", afirma Herrera, quien resalta que a los pescadores les falta "mentalizarse" de que la actividad que practican es "deportiva-recreativa". Además, "pescamos muy poco, pero generamos riqueza a la sociedad en consumo de equipos, licencias, seguros, materiales, transportes mercancías, embarcaciones y pantalanes, desplazamientos, etcétera", añade.

"Tenemos que darnos cuenta de lo importantes que somos y hacerlo ver a los demás. Somos un gran colectivo y merecemos más respeto y atención a nuestras reivindicaciones", añadió Herrera, quien resaltó que en la actualidad hay cerca de 90.000 licencias de pesca de costa, alrededor de 15.000 de pesca con embarcación y aproximadamente 3.000 de pesca submarina. "Imaginemos que formamos un partido político o que todos votamos al mismo...", resaltó Herrera, quien cree que los pescadores recreativos deberían empezar a "moverse", como ya lo hacen los pensionistas o los pescadores para que se cumplan sus aspiraciones.

Licencias, cada cinco años

Y resulta que cumplir las demandas de este colectivo no sería difícil. A los pescadores submarinos, por ejemplo, les bastaría con no tener que sacar la licencia cada dos años, y poder hacerlo cada cinco, como en otras comunidades autónomas. Tasas, papeles, certificado médico, seguro de responsabilidad civil y accidentes... demasiadas vueltas. "Y no nos dejan ni pescar una xibia que viene a desovar y a morir", se queja Herrera.

Resalta que no existe enfrentamiento con los pescadores profesionales. "Saben que no hacemos daños, que cogemos cuatro peces en la orilla y que no somos competencia", destacó el submarinista.

"No vivimos de esto y cada pez nos cuesta cinco o diez euros, porque solo el traje y las aletas cuestan entre 500 y 800 euros; una caña de pescar bonito cuesta 500, lo mismo que un buen carrete... damos mucho a la sociedad, hacemos mucho gasto, mientras que los profesionales lo tienen todo subvencionado, desde el gasóleo al barco", añade.

Xuan Xosé Sánchez Vicente, pescador "de vara" y presidente de la asociación "Volver al pedreru", es más crítico: "El problema es que las cofradías creen que hay un mandato expreso en el Génesis que los hace dueños del mar y que les quitamos algo que es suyo". Y como el poder político se vuelca con los profesionales, la pesca recreativa está "cada vez más restringida", en su opinión, "sin motivo".

Sánchez Vicente compara los "alrededor de 2.000 empleados de la pesca profesional en Asturias, incluidos rederas, secretarios de cofradías, etcétera", con los cerca de 110.000 aficionados a la pesca de recreo, que también pagan licencias y seguros, aunque matiza que "practicantes reales" hay "muchos menos", y "los pedreros están vacíos" y las capturas no se pueden comparar con las de los profesionales.

Asegura que la "persecución" a los pescadores marítimos de recreo comenzó en la época de Vicente Álvarez Areces como presidente del Principado. De tal manera que en la actualidad no se pueden pescar oricios (la veda durará dos años, hasta 2020, gracias a las presiones de los pescadores, pues la Administración pretendía extenderla hasta 2023), está también prohibido capturar andaricas, aunque la especie es "muy abundante desde los años ochenta", y se pueden echar a tierra dos pulpos por persona y día de marzo a junio y tres de julio a octubre. Con embarcación, las capturas están limitadas a cinco kilogramos, excluida la pieza mayor. Son cifras que, en su opinión, habría que revisar al alza.