No es resignación a lo irreversible, es otra mirada. Mikaela Backman (1981) observa a los mayores que en su país, Suecia, han vuelto relativamente habitual optar por el emprendimiento hasta la jubilación y más allá. Su línea de investigación los mira como un activo de vitalidad, o como un modo de hacer de la necesidad virtud. Profesora de Economía en la Universidad de Jönköping, al suroeste de Estocolmo, comparte sus investigaciones en Salas, en el "Encuentro en las montañas con la ciencia regional".
- La demografía asturiana se deprime. ¿Serviría un vistazo a Suecia?
-Tenemos también una población envejecida, y siendo cierto que algunas regiones atraen población joven y bien formada, sobre todo las grandes ciudades y especialmente mujeres, también lo es que 250 de nuestros 290 municipios siguen perdiendo habitantes. Los que crecen son minoría, compartimos en general el patrón del envejecimiento y por eso una de mis líneas de investigación trata de observar cómo las personas mayores deciden optar por el emprendimiento y el autoempleo.
- ¿Por qué?
-En algunos casos las pensiones son muy bajas, y aunque es difícil para mí decir si pasa siempre por razones de fuerza mayor, en Suecia sí estamos viendo que existe esta tendencia de emprender a edades cada vez más tardías y hemos comprobado además que esta propensión es más acusada en las zonas rurales.
- El problema se está enquistando. ¿Allí tienen un plan?
-La tasa de fertilidad es más alta en Suecia que en España, pero allí el problema también está en las familias jóvenes que se van de regiones del tamaño de Asturias. Esas áreas envejecen y es difícil cambiar esa tendencia. El único modo es la atracción de familias jóvenes.
- ¿Ha funcionado en su país?
-Nosotros todavía tenemos una alta tasa de inmigración, La más alta per cápita de Europa, pero sucede que los inmigrantes tampoco se van a vivir a las zonas rurales. Pueden instalarse allí durante un tiempo, al inicio, pero acaban mudándose a su vez a las grandes áreas urbanas. La clave vuelve a estar en las oportunidades del mercado laboral. Y una posible solución es la accesibilidad, las infraestructuras de transporte para que la población pueda vivir en las áreas rurales y trabajar donde existe mayor posibilidad de hacerlo. Para una familia son necesarias varias alternativas de empleo. En una pareja hay dos personas, cada una con sus propias necesidades, y la combinación de ambas hace muy difícil para una pareja encontrar empleo en una zona rural.
- ¿Hay un código de buenas prácticas para la atracción de capital humano?
-En Suecia tuvimos una cierta ola de cambio cultural y retorno al campo. No fueron muchos, pero sí algunos. Fue como un cambio de actitud. Y lo que hemos visto en los estudios es que son aquellos que han vivido en un lugar los tienen muchas más posibilidades de instalarse de vuelta en ese lugar. Deberíamos centrarnos en aquellos que han nacido en la región, en los que tienen un arraigo, una conexión.
- ¿El camino colectivo hacia la gran ciudad es entonces irreversible?
-Podemos intentar resolverlo, pero es duro. Vale, es verdad, tenemos sociedades envejecidas, pero una persona de 65 o 75 años hoy aún puede ser un miembro activo de la comunidad. Se puede ser una sociedad vital, vigorosa, incluso si tiene una población envejecida.
- ¿Qué le atrajo del envejecimiento colectivo?
-He encontrado muy interesante la relación entre el envejecimiento y el emprendimiento, el modo de comportarse cuando se envejece, por eso observo los cambios en diferentes lugares de Suecia. Cuando se habla de emprender, suele venir a la mente la imagen de un joven, habitualmente un hombre y altamente cualificado tecnológicamente. Pero hay muchos que son mayores, experimentados, y que lo hacen realmente bien. Tal vez no crecen, o no tienen empresas de crecimiento rápido o con muchos empleos, pero sí la capacidad de sobrevivir a lo largo del tiempo.
