La agresividad de los pacientes contra los trabajadores sanitarios está aumentando en Asturias de forma paulatina de 2012, pero el personal se muestra reacio a formular denuncias. En consecuencia, las autoridades se han propuesto sumar fuerzas para "erradicar" el problema. Los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y la Consejería de Sanidad sellaron ayer una alianza para trabajar de forma conjunta. Entre otras medidas, cada centro sanitario tendrá asignado un policía o un guardia civil de referencia que no estará físicamente en la instalación, pero sí localizable con "línea directa" para intervenir "de forma inmediata" ante cualquier incidencia. Asimismo, será posible decretar órdenes de alejamiento de los usuarios de la sanidad que se expresen de forma violenta.

La Delegación del Gobierno en Asturias fue el escenario de la reunión. El Delegado, Mariano Marín, y el Consejero, Francisco del Busto, explicaron que los centros sanitarios están siendo clasificados en función del riesgo que presentan, y coincidieron en subrayar que, a día de hoy, en Asturias no existen centros con riesgo elevado, pese a lo cual "el problema existe".

Medidas de defensa

Sin embargo, el creciente clima de hostilidad contra el personal de salud ha movido a las dos administraciones a estrechar la cooperación a través de la figura del "interlocutor policial sanitario". Otras medidas consisten en crear una comisión de trabajo y en poner en marcha "un proceso de formación integral" para profesionales, que incluye medidas preventivas y de autodefensa, asesoramiento legal, órdenes de alejamiento...

"Ha habido una total sintonía, y lo que toca ahora es ponerse a trabajar", subrayó Mariano Marín al término del encuentro. "Los profesionales suelen ser reacios a denunciar", indicó Francisco del Busto, quien citó como ejemplo lo sucedido en 2016 en el área sanitaria con cabecera en Oviedo: "Hubo unas ochenta y pico denuncias, y al final menos de diez fueron llevadas ante los jueces".