El catalanismo y la integración europea se colaron ayer en el examen de Historia de la Evaluación de Bachillerato (EBAU), el más temido por los estudiantes y también el que más quejas despertó. "Es una burrada lo que tenemos que estudiar", se quejaban en el campus de Gijón sobre una prueba que en su primera opción incluía preguntas sobre los cambios económicos y sociales de Al Ándalus y las relaciones comerciales de España con América en el siglo XVIII, la Guera de la Independencia o la segunda república. La otra opción de Historia, además del catalanismo, el nacionalismo vasco y el regionalismo gallego incluía preguntas sobre las pinturas prehistóricas cantábricas, las causas y consecuencias de la expulsión de los judíos, las grandes fases de l guerra civil española o la organización política del Estado franquista. "El temario era brutal", coincidieron María Alonso, Pedro Álvarez Buylla, Ruth Zapico y Ana Caicoya, alumnos del Colegio San Ignacio de Oviedo. "Al final es empollar y vomitar", coincidieron los cuatro amigos.

En Lengua Castellana y Literatura se coló un texto de Mario Vargas Llosa sobre Azorín. Era el punto de arranque de una EBAU con algo más de 4.000 asturianos, distribuidos en 13 sedes, que a partir del próximo curso estudiarán en la Universidad. Los nervios y los repasos de última hora protagonizaron los instantes previos a la esperada prueba, que supone un fin de un ciclo para los alumnos. "El primer examen fue más fácil de lo que esperábamos", reconocieron diferentes estudiantes que realizaban los exámenes en la Facultad de Economía de Oviedo. A continuación, llegó la prueba de fuego con Historia, una materia que viene cargada de polémica por incluir un temario "bastante extenso" que al final "perjudica para la nota", según María Alonso, del Colegio San Ignacio de Oviedo. "Deberían poner el mismo temario en todas las comunidades porque no tenemos las mismas oportunidades", expusieron Carlota Menéndez y María Suárez, del colegio Loyola.

La vicerrectora de Estudiantes, Elisa Llaneza, destacó la "absoluta normalidad" en el inicio de las pruebas, superada la incertidumbre del año anterior. "Lo más destacado es que tenemos matriculados unos 300 alumnos más. Quizá porque este curso no existe una disposición transitoria que sí lo estuvo el curso pasado y por la que los titulados de 2015-16 y 2016-17 tenían acceso directo a la Universidad sin prueba. Quizá exista también un repunte demográfico", subrayó.

Lucía Menéndez y Lucía Díaz compartían ayer nervios mientras repasaban antes de Historia sentadas en las escaleras del campus de Barredo (Mieres). Menéndez quiere estudiar Magisterio y su amiga Lucía Díaz está interesada en el doble grado en ADE y Derecho. Iban más seguras para Historia aunque, coincidieron, "entra mucha más materia que en Lengua". En concreto, desde el fin de la monarquía visigoda (año 711) hasta la normalización de la democracia. "Son doce bloques y el doble de estándares (de aprendizaje evaluables) que en otras comunidades autónomas, como Cantabria. Es injusto", denunciaban en Gijón Marina Rodríguez y Álvaro Gutiérrez, del Instituto Jovellanos. "Para entrar en la Universidad estamos en desigualdad de condiciones", insistían. Los aspirantes criticaron duramente las diferencias entre regiones en torno a esta materia, que "tiene cuatro veces el temario de otras asignaturas". En Gijón, los estudiantes paliaron los nervios con quejas: "Tenemos que abandonar el resto de asignaturas por culpa de Historia; es una burrada lo que hay que estudiar. Es imposible abarcar todo", clamaron.

Las mismas protestas se repitieron entre los alumnos del campus ovetense del Cristo. Javier Argüelles, del Colegio Auseva, reconoció que Historia fue la asignatura que más le costó preparar porque tenía un temario "muy largo". "Nuestro profesor nos lo organizó en 16 temas", aseguró el joven. A Nacho Jarén e Ignacio Domingo el examen de Lengua les salió "mejor de lo que esperaban" aunque "se pasan bastantes nervios". Carlota Díaz, del Instituto César Rodríguez, de Grado, estudiará una ingeniería pero se queja de que en Historia "son muchísimos temas comparados con otras comunidades autónomas".

"No hacemos los exámenes en las mismas condiciones que el resto de jóvenes y luego resulta que nos meten a todos en el mismo saco", se quejaron Estela Blanco, Maite Alonso y Jimena Abejón, del IES Laboral de Gijón, pidieron a pie del aula "menos estándares", porque "básicamente sólo podemos estudiar Historia". En los institutos de las alas, de Oriente a Occidente, también fue el examen de Historia el que más miedo despertó. "Nos entra más temario que en otras comunidades, creo que se pasan porque es muchísimo", se quejaba Belén García, estudiante del IES Concejo de Tineo. "Somos los que más tenemos que estudiar, mis amigas de Andalucía pueden elegir la parte de la historia de la que se quieren examinar y solo estudiar eso", agregó Arán Barrero, de Cangas del Narcea. Incluso algunos alumnos van más allá y consideran que los exámenes son más difíciles en Asturias que en otras comunidades. "En general, por los ejemplos de examen que hemos visto de otras comunidades, los ejercicios de EBAU son más exigentes aquí", dijo María Sastre.

En el IES Avelina Cerra de Ribadesella la polémica también estaba servida. En el examen de Historia, Noelia García cree que "debería haber los mismos parámetros para todos". Algunos como Yaiza Cabo apuntaron que debería haber un examen igual para todo el territorio Español.

Intranquilos ante la prueba que determina sus futuros universitarios más inmediatos -"la valeriana creo que no está funcionando muy bien", señalaba con humor Celia Álvarez-, los jóvenes avilesinos se mostraban igual de molestos por la relevancia que tiene el examen "con el que nos jugamos todo a una sola carta", decían. "La EBAU es innecesaria, debería ser suficiente con la nota media del Bachillerato", indicaba Mónica Casado, con la mirada puesta en la carrera de Periodismo que desea comenzar el próximo septiembre. Junto a ella, su madre, se mostraba más nerviosa que la hija.

A pesar del esfuerzo realizado estas últimas semanas y de las horas de estudio, los estudiantes agradecen la ayuda prestada por los profesores. "Nos han metido mucha caña pero ha sido por nuestro bien", reconocía Aida Viana, alumna del bachillerato de Artes en el Menéndez Pidal, en la comarca avilesina.