Los médicos europeos han rechazado, al menos por el momento, apretar más las clavijas a los pacientes con hipertensión arterial: el umbral para comenzar a dar tratamiento seguirá estando en 140/90 mm Hg. El pasado noviembre, los expertos de Estados Unidos acordaron rebajar la frontera a 130/80 mm Hg.

Este cambio implica "un aumento muy considerable en la población de hipertensos con el consiguiente incremento del tratamiento", según explicó ayer a este periódico el nefrólogo Francisco Fernández Vega, presidente de la Sociedad Asturiana de Hipertensión Arterial y Riesgo Vascular, quien ha participado en el 28º Congreso Europeo de Hipertensión, celebrado en Barcelona este fin de semana. La decisión de los especialistas europeos de no seguir a sus colegas norteamericanos es, a juicio del doctor Fernández Vega, "inteligente", y además ha estado acompañada de "mensajes cargados de sentido clínico, de prudencia y de una actitud muy activa en el tratamiento de la hipertensión", el factor de riesgo cardiovascular que más contribuye a la discapacidad y a la muerte en el mundo.

Las guías de actuación de la Sociedad Europea de Hipertensión no se habían modificado desde 2013. Las nuevas pautas hacen hincapié en desarrollar e intensificar la automedida domiciliaria (AMPA) y el sistema MAPA para facilitar el diagnóstico y control de la enfermedad.