“La presión política podría acortar la duración de las pruebas de circulación del AVE a Asturias”. Es una aseveración en la que coincidieron ayer fuentes de Renfe y Adif. Quizá esa presión podría adelantar la llegada de la alta velocidad a Asturias, señalada ahora por el Ministerio de Transportes para mayo de 2023, con 13 años de retraso sobre las previsiones iniciales. De confirmarse esa fecha, que coincide con la celebración de las elecciones municipales y autonómicas, el periodo de circulación en pruebas se prolongaría durante cerca de 20 meses, dado que los ensayos comenzaron en septiembre del año pasado. ¿Es ese período de tiempo excesivo? No hay respuesta cierta, porque ha habido tramos en los que los ensayos duraron mucho menos y otros en los que se han prolongado durante bastante más tiempo.
Las pruebas del AVE a Asturias afectan a dos tramos: León-La Robla y La Robla-Pola de Lena (Variante de Pajares), que suman 81 kilómetros. El trazado discurre por una zona de enorme complejidad geológica y atraviesa la cordillera Cantábrica bajo tierra. De hecho, la Variante es una sucesión de túneles (15) y viaductos (10).
¿De qué depende la duración de las pruebas de circulación? De muchos factores. Entre otros, de que los resultados sean o no favorables y de que haya que repetir las auscultaciones y las mediciones. Pero también, como reconocían ayer fuentes de Renfe y Adif, “de la presión política y la voluntad técnica”. Una frase que requiere explicaciones. “Los técnicos suelen ir a su ritmo, y solo lo varían cuando los apuran los dirigentes políticos. Esa presión puede marcar la diferencia entre terminar la s pruebas en diez meses o en treinta”, destacaron fuentes de la operadora.
Casos concretos e ilustrativos. Las pruebas de circulación en el tramo de alta velocidad entre Valencia y Castellón duraron apenas 10 meses. Es cierto que son solo 64 kilómetros de trazado y sin grandes complejidades orográficas, pero en casos similares los ensayos duraron el doble. O más. Si las pruebas entre la capital del Turia y la de la Plana Alta duraron menos de un año se debió, según las fuentes consultadas en Renfe y Adif, a que el entonces ministro José Luis Ábalos, valenciano, presionó “con ahínco” para acortar al máximo los plazos. Un caso bien diferente fue el del tramo AVE entre Monforte del Cid (Alicante) y Beniel (Murcia), de solo 54 kilómetros de longitud, en el que las pruebas duraron 21 meses.
Bastante más que lo que parece que se prolongarán las pruebas del AVE a Asturias duraron las del tramo de Zamora a Pedralba de la Pradería, del AVE a Galicia: 35 meses, ya que comenzaron en enero de 2019 y concluyeron en diciembre de 2021. Casi lo mismo que las del AVE Asturias duraron los ensayos del tramo Antequera-Granada, 19 meses, aunque en este caso parte de la “culpa” fue de Renfe, que tardó 9 meses en completar las pruebas de material y formación de maquinistas, entre otras.
En otros casos la duración de las pruebas se acorta porque la línea no abre a la circulación comercial con todas las características de la alta velocidad. Así, por ejemplo, en el tramo de Olmedo a Zamora las primeras pruebas, en el año 2015, duraron solo 4 meses, pero en 2020, con la línea operativa, hubo que realizar de nuevo ensayos durante 7 meses para instalar un nuevo sistema de control de tráfico más avanzado que permitió que la velocidad máxima pasara de 200 a 300 kilómetros por hora.
Otro ejemplo: el tramo Plasencia-Badajoz abrirá en julio y las pruebas comenzaron hace solo 8 meses, pero no será una línea AVE, porque no estará electrificada. Así que cuando se electrifique –en 2023, según Transportes– habrá que realizar nuevos ensayos.
