El repunte de contagios en las últimas semanas lleva a plantear si se está actuando conforme a la gravedad de la situación o si por el contrario convendría haberse anticipado para evitar un escenario, peor. Las nuevas variantes, unidas a la época estival y los recortes de personal sanitario, empujan a tirar de previsión, teniendo en cuenta los escenarios pasados. Así lo considera Pedro Arcos, epidemiólogo e investigador de la Universidad de Oviedo. “Los gestores sanitarios y políticos debían haberse anticipado para no saturar la atención primaria y hospitalaria”, recalca. ¿Y qué papel juegan las vacunas en el actual escenario?
Las nuevas variantes se presentan más contagiosas y, ante esto, las vacunas inoculadas hasta la fecha (Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Janssen) ofrecen una inmunidad más corta. “Las vacunas impiden que la enfermedad sea grave, pero funcionan peor con las dos subvariantes actuales a la hora de generar anticuerpos”, explica Arcos. En esto coincide el epidemiólogo Daniel López Acuña, exdirector de Acción Sanitaria de Crisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS), quien señala que “los cuadros clínicos que se están observando presentan mayor afección pulmonar y se están produciendo más reinfecciones, por lo que el Centro Europeo de Control de Enfermedades recomienda vacunar a los mayores de 80 años y a quienes viven en residencias geriátricas”, declara en referencia a la cuarta dosis.
"Si hay una vacuna adaptada no tendría sentido una cuarta dosis para todos, sino para grupos de riesgo"
En cuanto a la posibilidad de desarrollar una vacuna que evite el contagio, Vicente Martín, responsable del grupo COVID de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, explica que “hay quienes consideran que no es posible tener vacunas esterilizantes, que eviten los contagios. Por el momento hay que seguir monitorizando y dejar que la ciencia hable”. La posibilidad así de una nueva generación de vacunas más efectivas queda así en el aire.
En lo referente a la aplicación de una cuarta dosis, Arcos considera que “si se desarrolla una vacuna adaptada no tendría sentido una cuarta dosis para todo el mundo, sino para los grupos de riesgo, personas mayores o con enfermedades cardiovasculares o respiratorias. En ese caso, debería empezar a aplicarse antes de otoño, coincidiendo con la campaña de vacunación de la gripe”. Por otro lado, en España dos millones de menores de cinco a doce años aún no han recibido la pauta completa y otros 15 millones aún necesitan la tercera dosis de refuerzo. Sobre esto pone el foco López Acuña, quien considera que “las autoridades estatales y autonómicas están de brazos cruzados ante la séptima ola”.
"Las autoridades estatales y autonómicas están de brazos cruzados ante la séptima ola"
La Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) informó ayer que espera aprobar las nuevas vacunas contra el coronavirus en el mes de septiembre y que servirán como dosis de refuerzo. Tal y como explicó el jefe de Amenazas Sanitarias y Estrategia de Vacunas de la EMA, Marco Cavaleri, los datos preliminares están evidenciado que las vacunas de ARN mensajero que incorporan la variante de ómicron pueden aumentar la protección frente al covid-19 cuando se usan como un refuerzo.
Una protección aun mayor proporcionan las vacunas bivalentes de ARN mensajero, que combinan dos cepas de virus, una de ellas ómicron. "Las vacunas que incluyen otras variantes también podrían considerarse como refuerzos si los datos de los ensayos clínicos demuestran un nivel adecuado de neutralización contra ómicron y otras variantes de interés", aclaró Cavaleri, que recordó que la agencia está en "contacto estrecho" con los fabricantes de vacunas basadas en diferentes plataformas distintas al ARN mensajero, especialmente las vacunas con proteínas adyuvadas. "Estamos también trabajando con las autoridades nacionales de salud pública para identificar las mejores estrategias de vacunación para hacer frente a nuevas oleadas de contagios", añadió.
