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Hay un "retroceso gradual" de la democracia social, advierten juristas en la Junta del Principado

La italiana Tania Groppi, que reivindica el constitucionalismo del sur de Europa, pide poner "a la persona humana" en el centro del derecho

Miguel Ángel Presno Linera y Tania Groppi, ayer, durante la conferencia en la Junta del Principado. | firma

Los juristas Tania Groppi, catedrática de Instituciones de Derecho Público de la Universidad de Siena (Italia), y Miguel Ángel Presno Linera, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Oviedo, pusieron ayer voz en la Junta del Principado al "retroceso" que se está dando en los sistemas democráticos occidentales. Si bien matizaron que no hay que generar alarma, sí plantearon que países como España o Italia, o la Unión Europea en su conjunto, debieran actuar. Lo advirtieron en una ponencia bajo el nombre "Globalización, estado social y democracia", organizada dentro del foro de debate Espacio Fundamentos.

Presno Linera explicó que, fruto de la globalización de los problemas, "los parlamentos tienen que hacer frente a situaciones que no han creado ellos y eso a veces puede trasladar a la ciudadanía que tenemos instituciones democráticas poco flexibles, que están perdiendo sustancia". Así, una globalización que en su inicio generó "expectativas" ahora está ocasionando un "reflujo" que "afecta al estado democrático, al estado social y al estado de derecho". Citó así por ejemplo el "fenómeno de contracción de la UE a consecuencia de la salida de Gran Bretaña".

Mencionó Presno Linera un estudio que situó "el culmen de la democracia en 2012", produciéndose a partir de ese año "una degradación de las instituciones democráticas". Habló en este punto de una "creciente potenciación del papel del poder ejecutivo respecto al legislativo". Pero quiso aclarar con firmeza que "no hay que ser catastrofistas ni pensar que todo tiempo pasado fue mejor". De hecho, Presno Linera cree que "la pandemia ha sido un test de esfuerzo para cualquier estado y hubo quien pensó que los estados autoritarios la aguantarían mejor, porque en ellos el fin sujeta cualquier tipo de medio". Sin embargo, el catedrático no lo estima así: "Los estados democráticos de derecho son los que han podido hacer frente a una situación especialmente compleja". Y lanzó una advertencia: "Lo más peligroso en la democracia no suele provenir de los ataques de sus enemigos declarados, sino de sus más entusiastas partidarios".

Tania Groppi se refirió al mismo problema que Presno Linera. "Hay países no democráticos que cuestionan la democracia constitucional porque sus líderes quieren mostrar que sus sistemas producen más riqueza", explicó en referencia a estados populistas. Pero advirtió la catedrática italiana de que a lo que está asistiendo el mundo no es un proceso abrupto: "El retroceso de la democracia parlamentaria ahora no pasa por golpes de estado sino que implica cambios graduales hacia regímenes que no son democráticos. Se empieza por cosas pequeñas que tienen consecuencias en la independencia policial, la de los tribunales, el control de los medios de comunicación, la autonomía local... Se habla de populismo porque esos líderes pretenden hablar en nombre del pueblo como si fuera uno y tuviera una sola voz. Así, el carácter pluralista de la democracia constitucional se niega en nombre de esa unidad del pueblo que esos líderes pretenden expresar".

Puntualizó Groppi que incluso "son regímenes híbridos y algunos siguen con elecciones; pero en realidad, cuestionan todos los límites al poder que establece la democracia constitucional". La catedrática italiana agregó que "la regresión de la democracia ha ido acompañada por una regresión del estado social, que en países como España o Italia son principios inscritos en sus constituciones. La cohesión social es fundamental para que una democracia constitucional pueda funcionar porque fortalece la unidad de la sociedad y sirve para evitar la polarización y los conflictos violentos". Precisamente reivindicó ese espíritu constitucionalista, que protege los derechos sociales, de los países del sur de Europa, aunque la globalización "les ha vaciado" ese contenido al enfrentar problemas globales que sobrepasan a los estados. Por eso llamó a aprovechar la Unión Europea: "No es el espacio ideal, no es la Constitución de la Tierra, pero ya es algo que tenemos en esta parte del mundo, algo único". Y, sobre todo, la jurista italiana apeló a restaurar "la centralidad de la persona humana y sus sufrimientos, porque el derecho puede ser efectivo si tiene su fundamento en la sociedad".

Nuevas tecnologías

Abrió el melón Presno de la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías. Puso ejemplos de los "riesgos" que comportan para los estados democráticos. "El derecho tiene que articular algún tipo de respuesta porque es muy difícil que venga solo de los estados cuando es un fenómeno global", advirtió el catedrático. Puso de ejemplo que "las redes sociales ya no operan como una vía de información mas plural, sino como un instrumento tendente a la formación de prejuicios". Y advirtió de un problema respecto al poder de las empresas que manejan grandes caudales de datos y los algoritmos que controlan la inteligencia artificial: "Cuando los estados delegan en las grandes corporaciones el control de los contenidos ilegales, les están regalando que decidan lo que es legal". Sitúa así esta cuestión entre las grandes amenazas que se ciernen sobre los estados democráticos. "Tenemos que hacer un esfuerzo de memoria y no olvidar lo que hemos logrado en los sistemas que pertenecen a la tradición occidental", recalcó, por su parte, Tania Groppi. "Este es, al menos, el menos malo de los sistemas", recordaron ambos.

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