La Granda (Gozón),

Saúl FERNáNDEZ

«Gracias a la embajada que la Junta del Principado envió a Londres, en junio de 1808, Inglaterra entró en lo que ellos llamarían guerras peninsulares y nosotros nombramos como guerra de la Independencia», comentó ayer en La Granda Ignacio Gracia Noriega, escritor, colaborador de LA NUEVA ESPAÑA y reciente académico electo de la Academia Portuguesa de la Historia. El escritor se centró en los meses anterior y posterior al levantamiento de Madrid del 2 de mayo. «A Vega Infanzón y a Toreno, los enviados por la Junta del Principado de Asturias, fueron recibidos por William Wellesley, el hermano de Arthur, que todavía no era duque de Wellington. Dos días después los presentó al primer ministro británico, a Canning», explicó Gracia Noriega. ¿Qué supuso este viaje de los asturianos? «Hasta entonces Inglaterra era enemigo de España: pues dejó de serlo. Y, además, entraron en la guerra, defendieron a los españolesÉ después vendría Wellington y todas la victorias», señaló el escritor.

Los ponentes del curso «1807: encrucijada de tiempos. Napoleón en la península Ibérica» recordaron los tiempos en que «el 2 de mayo era fiesta nacional», la conmemoración de la rebelión popular de los madrileños contra las tropas napoleónicas. A partir de aquel episodio las noticias se expandieron por todos los rincones de la Península. «A Asturias llegaron sólo siete días después, lo cual no deja de ser noticia, porque ahora el correo no llega con más celeridad», bromeó el escritor.

El primer episodio antifrancés en Asturias, en todo caso, tuvo lugar a comienzos del mes de abril de 1808. «Fue cuando se lanzaron pasquines animando a la rebelión contra el rey Fernando VII. Se responsabilizó al cónsul francés en Gijón, Legognier. Lo que pasó entonces fue que los gijoneses se lanzaron contra el Consulado. A Legognier se le tuvo que sacar por barco», recordó Ignacio Gracia Noriega.

Unos pocos días antes del 2 de mayo fueron los de la celebración de la sublevación. «Ante la ausencia de poder se establecieron juntas provinciales por toda España. Se dio la circunstancia de que la de Asturias tenía que reunirse por aquellas fechas, lo hacía cada tres años», señaló el reciente académico de la Historia Portuguesa. «Era por entonces Gregorio Jove el procurador general y lanzó una proclama por entonces en favor de Fernando VII. Dijo que si se atacaba al trono o al altar los asturianos se levantarían», afirmó Gracia Noriega. Esta medida fue aprobada por todos los representantes de la Junta. «Sin embargo, la medida más estimada fue la del envío de la embajada al Reino Unido. Fueron Vega Infanzón y Toreno. Al mes se movilizaron unos barcos que muy pronto llegarían a Asturias. Así empezaba la guerra peninsular, antes de Wellington», concluyó Gracia Noriega.

El curso de esta semana se clausura esta mañana con la intervención de Manuela Mendoça.