Luanco, Illán GARCÍA

Los vecinos de Santiago de Ambiedes son un ejemplo de colaboración y participación vecinal. Mano a mano y con el apoyo de todos, los residentes están levantando un pabellón al lado de las escuelas públicas para destinarlo a usos diversos. «Ya que está pegado al colegio, se puede emplear en el desarrollo de la asignatura de Educación Física, pero también se podrá emplear para albergar las reuniones de las Amas de Casa, para reuniones de las asociaciones de vecinos,...», asegura José María Granda, presidente de la Asociación de Vecinos de Santiago de Ambiedes.

La idea de construir este local nació de los propios vecinos, que necesitaban un lugar para reunirse, para agruparse. «Pero, llegado el momento de decidir, vimos que los presupuestos se disparaban y por ello el Ayuntamiento decidió colaborar con nosotros haciéndose cargo de la cimentación de la nave y aportando el material necesario; el resto es cuestión del pueblo», afirma Granda. Los vecinos se propusieron convertirse en mano de obra: «Si tienes que contratar una empresa que lo haga, acabaría saliéndonos más caro», declara el presidente del colectivo vecinal.

Se trata de un trabajo de equipo y Granda resalta que todos se han involucrado en un trabajo que les ilusiona. «Es de elogiar, hay personas que están ahí desde el primer día. Por ejemplo, los jubilados y la gente que está a turnos se escapa unas dos o tres horas. La verdad es que hay profesionales, gente que hace de todo. Los hay que sueldan, otros cortan, y las mujeres llevan pinchos, y, en general, hay buen ambiente de trabajo, porque lo hacemos porque queremos tener el pabellón», explica el dirigente vecinal.

El sábado, día fuerte

Los vecinos disponen ya de todo lo necesario y calculan que a primeros de abril la obra puede estar acabada. «Vamos todos los días por la tarde, aunque los sábados es el día fuerte, nos podemos juntar hasta diez personas, lo que muestra que el compromiso de los vecinos es avanzar con el proyecto», indica el dirigente vecinal. Y aunque sacrifican los fines de semana consideran que merece la pena: «Es una necesidad del pueblo», dicen.

«Esta iniciativa está animando a los vecinos a hacer cosas en común, además el pueblo es el que dirige todo esto. Yo no quiero ponerme medallas, porque aquí somos todos los que nos lo estamos trabajando», resalta José María Granda.

En Santiago de Ambiedes, en la obra del pabellón junto al colegio, no hay capataz. Todos arriman el hombro en el más puro espíritu de la «sestaferia». Y es que, al final, lo que hagan será para ellos mismos.