E. CAMPO

Se vistió de lila para la ocasión, con la Cruz de la Victoria sacada sobre el cuello de su jersey de punto. Quién le iba a decir a Aurelia Fernández que casi un siglo después de visitar el Ayuntamiento avilesino, para recibir con sus compañeras de clase un premio de una peseta, volvería con todos los aplausos como la abuela más saludable de Avilés, inaugurando de este modo la nueva distinción con la que la Cofradía del Colesterol se propone honrar a los mayores.

Aurelia Fernández, a las puertas del siglo -cumplirá 100 años en marzo-, asistió en silencio a la primera parte de la ceremonia, se emocionó después, lágrimas incluidas, y concluyó por hablar por los codos con todo aquel que se le aproximaba. Y habló de todo, desde su pensión -«que ahora subió Zapatero»- hasta la pasión de su hijo por los dulces, pasando por el agradecimiento a todos los que contribuyeron al homenaje, al que se resistió en un primer momento. De lo único que no habló fue de su secreto para llegar a centenaria tan fresca y lozana, porque aseguró que no existe. «Nada, todo corriente y moliente. Mi secreto, de haberlo, es comer lo que me apetece».

Y hablando de comer, buena tarea tiene ahora por delante. Además de besos y aplausos, Aurelia se llevó ayer para casa, como obsequio, aceite de Navarra, un lote de productos de Embutidos Vallina, un bollo de Pascua -coronado con la bandera de Avilés-, queso de La Peral, y una tarta «Aurelia» realizada por el confitero Miguel Sierra. Además, un mandil de la Cofradía del Colesterol, un ramo de flores del Ayuntamiento tras el que quedó camuflada al final del acto, un plato de la Escuela de Cerámica, la inscripción durante un año en la clínica Covadonga y un obsequio de Cajastur.

El maestro de ceremonias de este saludable homenaje fue Carlos Martínez Guardado, de la Cofradía del Colesterol, cuyos miembros acudieron al salón de recepciones ataviados con sus capas rojas. En puestos de honor, flanqueando a la homenajeada, estaban también Ana Cobas y Sabino González. «Éste es un acto para llegar a los mayores, a quienes tanto debemos», destacó Guardado. La concejala de Servicios Sociales, Purificación García, añadió que Aurelia representa a una generación cuyo trabajo hizo posible el Avilés de hoy.

La abuela del día, residente en Llaranes, ya sale poco de casa. El de ayer fue un momento excepcional ante el que reiteraba, una y otra vez, su asombro. El retiro le llegó tras de décadas de costurera, primero en la fábrica de camisas de El Carbayedo, después con encargos de casa en casa. Después de tantas puntadas ella misma es un patrón de salud.