San Juan de Nieva,

T. CEMBRANOS

Otra persona, en su situación, hace mucho que habría abandonado su casa, pero el párroco de San Juan de Nieva, Jesús García, se mantiene firme y, pese a estar acosado por maquinaria, tierra, polvo y grúas, dice que hasta que el Obispado no le consiga otra morada no se irá de allí. Si hace unos meses veía cómo, a raíz de las obras de adecuación de nuevos espacios para los muelles de Raíces, el techo de su habitación casi se desploma, ahora, el afectado ha sido el muro de cierre de la finca de la vivienda.

El pasado jueves, la fuerza de los trabajos que se están llevando a cabo a escasos centímetros de su casa hizo que fallara una de las vigas de contención y se derrumbase parte del muro y de la visera que resguardaba del sol una mesa y unos bancos instalados en el patio. «Ahí se sentaban los catequistas y los niños en la época en que aquí había catecismo», señalaba ayer con pesar el párroco. García se queja de que ni los operarios ni ningún responsable de la empresa promotora de las obras se haya puesto en contacto con él para disculparse por los desperfectos. «No me dijeron nada, ni siquiera un "lo siento". Yo no soy muy temeroso, pero lo de los últimos meses me hace pensar en cosas nada buenas», aseguró.

Las obras también ocasionan numerosos temblores en la vivienda y en su interior comienzan a aparecer las grietas. El peligro de derrumbe del techo de la habitación consiguió eliminarlo gracias a la ayuda vecinal, que lo ayudaron a instalar un forjado sobre su cama, de tal modo que si cede el techo no se desplome sobre él.

La diócesis tiene una concesión del terreno donde se levanta la iglesia hasta el año 2023 y paga una renta simbólica. La casa pertenece a la Junta de Obras del Puerto y el Obispado se desentendió hasta el momento de la reparación. El ingeniero del Puerto recomendó a Jesús García hace ya varios meses que se marcharse urgentemente, pero dice que de ahí no se irá hasta que tenga otro techo donde cobijarse.

«El Obispado y el vicario de zona saben lo que hay y tienen la obligación de buscarme una casa. Una alternativa es una vivienda que el Obispado tiene encima de las escuelas de Valliniello, pero se resiste a repararla», afirmó. Hoy este cura, que da misa a dos centenares de personas rodeado de un erial, acudirá a ver al director del Puerto, Antonio Navarro, para explicarle su situación.